martes, 25 de diciembre de 2007

NAVIDAD



En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios.
Ella estaba en el principio con Dios.
Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto existe.
En ella estaba la vida y la vida era la luz de los hombres, y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron.

Hubo un hombre, enviado por Dios: se llamaba Juan.
Este vino para un testimonio, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por él.

No era él la luz, sino quien debía dar testimonio de la luz.
La Palabra era la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo.
En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por ella, y el mundo no la conoció.
Vino a su casa, y los suyos no la recibieron.
Pero a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre; la cual no nació de sangre, ni de deseo de hombre, sino que nació de Dios.

Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad.

Juan da testimonio de él y clama: «Este era del que yo dije: El que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo.»

Pues de su plenitud hemos recibido todos, y gracia por gracia.

Porque la Ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo.

A Dios nadie le ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno del Padre, él lo ha contado.

Juan CAP. 1 - 1- 18
FELIZ NAVIDAD

sábado, 22 de diciembre de 2007

EL MISTERIO DE LA SALVACION

En la última Audiencia General de este año ( 19 de Diciembre ) celebrada en el Aula Pablo VI, el Papa Benedicto XVI señaló la grave necesidad de que el cristiano reafirme con fuerza el misterio de la salvación de la Navidad en medio de los hombres que al negar que la Verdad exista y se haya manifestado corren el riesgo de convertirse en seres sin sentido víctimas del vacío del relativismo.

Tras constatar que el mundo secularizado ignora o considera conceptos superfluos para la vida realidades como la Encarnación del Hijo de Dios, el Santo Padre denunció la hodierna “idea de la tolerancia y del pluralismo según la cual creer que la Verdad se haya efectivamente manifestado parece ser incluso un atentado a la tolerancia y a la libertad del ser humano”.

“Sin embargo si se elimina la verdad –preguntó el Pontífice–, ¿el hombre no se convierte en un ser sin sentido? ¿No nos obligamos a nosotros mismos y al mundo a adherir a un vacío relativismo?”.

"¡Qué importante es por eso –exclamó–, que reafirmemos con fuerza el misterio de salvación que trae consigo la celebración de la Navidad de Cristo! En Belén se manifestó al mundo la Luz que ilumina nuestra vida; se nos reveló la Vida que nos conduce a la plenitud de nuestra humanidad. Si no se reconoce que Dios se ha hecho hombre, ¿qué sentido tiene festejar la Navidad?"

Por ello, añadió el Pontífice “los cristianos hemos de proclamar con profunda y sentida convicción la verdad del nacimiento de Cristo, para testimoniar frente a todos la certeza de un don inaudito, que es riqueza no solamente para nosotros, sino para todos".

En este sentido Benedicto XVI resaltó que "de aquí surge el deber de la evangelización, que consiste precisamente en comunicar este ‘eu-angelion’, esta ‘buena nueva’. Es lo que recuerda el reciente documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que deseo proponer a vuestra reflexión y a vuestro estudio personal y comunitario".

Al finalizar su alocución, el Santo Padre exhortó a pedir a Dios en la oración “que la violencia sea vencida por la fuerza del amor, las contraposiciones cedan su lugar a la reconciliación, la voluntad de dominio se transforme en deseo de perdón, de justicia y de paz. Que los deseos de bondad y de amor que nos intercambiamos en estos días lleguen a todos los ámbitos de nuestra vida cotidiana".

"Que el mensaje de solidaridad y de acogida que proviene de la Navidad –concluyó–, contribuya a crear una sensibilidad más profunda ante las viejas y las nuevas formas de pobreza, ante el bien común, en el que todos estamos llamados a participar".
Audiencias 2007

Con ocasión de esta última audiencia celebrada por el Santo Padre en el año en curso, la Prefectura de la Casa Pontificia hizo pública una nota ofreciendo algunas cifras sobre estos tradicionales encuentros de los miércoles.

La Prefectura informa que en las 44 Audiencias Generales que ha celebrado el Papa Benedicto XVI en 2007 han participado 624 mil 100 personas.

jueves, 20 de diciembre de 2007

JESUS VIENE HOY

Estimados (as )
Me es grato compartir con todos Uds., el mensaje para Navidad del Obispo de la Diocesis de Rancagua.

Navidad es una fiesta grande, que nos produce sentimientos de gozo y fraternidad. Así lo hemos aprendido de nuestras familias y de los cristianos que nos han precedido. Así lo sentimos y no queremos reprimir nuestros sentimientos.

Navidad nos abraza a todos. A todos nos reúne como pueblo de Dios en camino. Dios se ha hecho hombre, Dios es uno de nosotros, Dios está en medio de nosotros. Dios nos hace grande con su pequeñez. Si Dios se ha hecho hombre, ser hombre, varón o mujer, es la cosa más grande que se puede ser. Si en la encarnación del hijo de Dios radica la inigualable dignidad del ser humano, de cada uno de los seres humanos, por ello, Navidad es siempre un acontecimiento nuevo. De nuevo somos invitados a la novedad, creemos que Jesucristo vino, creemos que Jesucristo vendrá, creemos que cada día está viniendo a nuestra vida.

El Señor viene a nuestro encuentro en cada hombre y en cada acontecimiento, para que lo recibamos en la fe y, por el amor, demos testimonio de la espera dichosa de su Reino.

Jesús viene hoy en todos los que se esfuerzan en su generosidad, con su arte y su música, para rescatar el verdadero sentido de Navidad, Dios en medio nuestro.

Jesús viene hoy en tantas obras de amor y solidaridad en nuestra Sexta Región, que procuran mitigar el sufrimiento de niños, encarcelados, enfermos y minusválidos, ancianos débiles y pobres.


Jesús viene hoy en todos aquellos que saben compartir su tiempo, sus dones y bienes con los demás, con los sencillos de corazón. Viene en los que miran a Dios en toda persona, con amor y profundo respeto. Jesús viene hoy en tantos hombres y mujeres que diariamente, con honestidad y responsabilidad, trabajan por un sustento digno para ellos y sus familias.


Jesús viene hoy en los que en medio de la contingencia política respetan profundamente al que piensa diferente y saben que la construcción de la Patria amada es tarea de todos.

Si. Jesús viene hoy. Reconozcamos su rostro en el rostro de cada uno de nuestros hermanos y celebremos Navidad en su verdadera dimensión. Vivámosla en familia, con sencillez y calor de hogar. Leamos la Santa Escritura, recemos ante una imagen del Señor, ante el pesebre navideño. Compartamos lo que somos y tenemos con los más pobres y sufrientes.

Seamos sobrios en nuestros gastos y en nuestras compras. No nos encandilemos con las tarjetas de crédito y la propaganda consumista. La verdadera felicidad no está en tener, sino en ser.
Visitemos a enfermos en casas y hospitales, a los presos en las cárceles, a personas que viven en angustia y soledad. Participemos con toda la familia y con toda la comunidad en la misa de Noche Buena, que recuerda lo esencial de esta fiesta, la presencia de Jesús, el Hijo de Dios, el Redentor de todos los seres humanos.

Para todos y cada uno de los habitantes de la Sexta Región, feliz Navidad, en el gozo de la presencia de Jesucristo salvador.


Alejandro Goic Karmelic
Obispo de Rancagua

domingo, 16 de diciembre de 2007

CARTA PASTORAL - CAMPO CHILENO

Estimados amigos (as ) :
Como integrante de la Pastoral del trabajador, me es grato presentar la presente noticia que, dice relación con la Carta pastoral a los hombres y mujeres del campo chileno "Discípulos misioneros de Jesucristo para un tiempo nuevo".

La Conferencia Episcopal de Chile invitó a toda la sociedad chilena a cuidar la vida de los hombres y mujeres del campo, sus familias, sus niños, sus jóvenes y ancianos. De un modo particular, los obispos exhortaron a “cuidar la calidad y dignidad de la vida del hombre del campo, sus culturas y sus valores, sus formas de relacionarse y organizarse”.

La propuesta está contenida en la Carta Pastoral a los hombres y mujeres del Campo chileno, titulada “Discípulos y misioneros de Jesucristo para un tiempo nuevo”, aprobada en la última Asamblea Plenaria de los obispos y que fue presentada este miércoles 12 de diciembre por el Presidente de la Conferencia Episcopal de Chile, Mons. Alejandro Goic, junto al Presidente del Instituto Nacional de Pastoral Rural (INPRU), Mons. Enrique Troncoso.

La Carta pastoral está dirigida a todos los que habitan y trabajan en los campos de Chile, y es fruto de un extenso y fecundo proceso de diálogo con campesinos, en el que han participado varios obispos y que ha sido facilitado por el INPRU en todo el país.

Al comentar los principales contenidos de este documento, Mons. Goic explicó que las situaciones nuevas en el campo exigen respuestas nuevas que tengan en cuenta la historia del mundo rural, su cultura y sus valores:
"Tenemos aquí nuevos desafíos que asumir, nuevos problemas por solucionar, y nuevas oportunidades por aprovechar", subrayó.

Al mismo tiempo, sostuvo que "
ante los cambios que vivimos, el mundo rural tiene que ser considerado de una nueva manera, y eso exige una responsabilidad de todos: de los mismos campesinos, de las autoridades, de los profesionales y de los empresarios. El campo necesita hoy un nuevo trato. Porque una sociedad sana es aquella capaz de acoger y cuidar el mundo rural como un don de Dios", señaló Mons Goic.

Gentileza OCAC

La Carta Pastoral aborda, de un modo particular, algunas situaciones del mundo rural que requieren especial atención, como la familia, los jóvenes, los adultos mayores, el derecho al trabajo, las políticas agrarias y la educación.

Los obispos escogieron el día de Nuestra Señora de Guadalupe, patrona de América Latina, para dar a conocer este documento. Los primeros ejemplares los entregó Mons. Goic al matrimonio formado por Juan Bustos y María Robledo, animadores de comunidades campesinas en el sector de Lo Herrera, en la diócesis de San Bernardo. También recibieron ejemplares dirigentes de organizaciones campesinas y ejecutivos del INPRU que tuvieron activa participación el proceso de consulta que sirvió de base a la elaboración del diagnóstico analizado en esta carta.

Antecedentes sobre la Carta Pastoral

El proceso de elaboración de este texto se inició en octubre de 2004, con la iniciativa de algunos Obispos de enviar una Carta Pastoral a los campesinos y personas ligadas al mundo rural para animarles a vivir desde el Evangelio las situaciones y desafíos que presenta el mundo del campo. A través del Instituto Nacional de Pastoral Rural (INPRU) se realizó un proceso de reflexión sobre la vida rural, las nuevas situaciones y sus desafíos a la vida cristiana.

Se invitó a incorporarse a esta tarea a profesionales de distintas disciplinas, sacerdotes, religiosas, agentes pastorales laicos, dirigentes campesinos, líderes rurales y personas de larga trayectoria en formación y capacitación campesina. Los Obispos responsables del trabajo, junto a este grupo, a partir de comienzos de 2005 iniciaron la preparación de los objetivos de la carta, así como de la metodología de diálogo y consulta con diversos actores del mundo rural.

A partir de entonces, se realizaron 44 encuentros de diálogo en las diócesis de Copiapó, La Serena, San Felipe, Santiago, Melipilla, San Bernardo, Rancagua, Talca, Linares, Chillán, Los Ángeles, Villarrica, Valdivia, Ancud y Punta Arenas, en los que participaron un total de 1012 personas. Además, se recibió el apoyo y experiencia de laicos y sacerdotes de ICRA (Internacional Catholic Rural Association); así como la colaboración de personeros del Ministerio de Agricultura.

A través de un diálogo sencillo y franco se fue reflexionando acerca de las situaciones que se viven en el campo, las percepciones de los diversos actores, así como la presencia de la Iglesia y los desafíos para la evangelización del mundo rural.

La riqueza de los encuentros ha alimentado el proceso de reflexión y elaboración de esta Carta que ha sido aprobada en la 94ª Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal, que se realizó en noviembre pasado en Punta de Tralca. Su texto recoge, por una parte, el fruto de esos diálogos, y propone, por otra parte, la reflexión de los Pastores a la luz de la Palabra de Dios y la vida de la Iglesia.

El texto se encuentra a la venta en la Librería Pastoral de la CECh a un precio unitario promocional de lanzamiento de $ 400, y a partir del lunes 17 de diciembre a $ 500.

Fuente: Prensa CECh

Santiago, 12/12/2007

Fuente : http://www.iglesia.cl/






EN ADVIENTO, ESTAR CON LOS QUE SUFREN

Estimados amigos (as) :

Hace unos días, nuestro Obispo Diocesano, monseñor Alejandro Goic Karmelic, nos invitó a darle un profundo sentido espiritual a este Adviento, preocupándonos por los más necesitados.

- Monseñor, ¿por qué la Iglesia invita a los católicos a vivir la caridad en este tiempo de Adviento?

- El tiempo de Adviento nos recuerda la preparación de la venida del Hijo de Dios en la historia humana hace más de dos mil años. El gran mensaje de Jesús en su vida terrena fue el amor al prójimo, la preocupación por todas las necesidades humanas. Él nos dijo que seremos salvados en la medida que tengamos preocupación por los demás, por los que sufren. Por eso la Iglesia durante todo el año, pero especialmente en este tiempo de preparación a la Navidad, invita a los creyentes y a las personas de buena voluntad a ponerse en el lugar de los más pobres, a descubrir que con lagunas acciones concretas otros pueden vivir la alegría del nacimiento de Jesús. Cada vez que nos acercamos a alguien con amor y le damos nuestra ofrenda, nuestro cariño, estamos de alguna manera reconociendo en él, al Hijo de Dios.

-¿De qué forma concreta podemos vivir la caridad o solidaridad en este tiempo?

- En cada una de las parroquias hay una organización particular, para impulsar las cajas de Navidad o los regalos de Navidad para los más pobres. Por lo tanto, la invitación es para todos los que puedan dar una cantidad de dinero, equivalente más o menos a ocho o diez mil pesos, con los cuales se elaboran estas cajas. Desde cada parroquia o comunidad se llevan a los hogares más necesitados para compartir un momento con esa familia, no sólo entregándoles la caja de Navidad, sino llevándoles el saludo de la comunidad cristiana y expresándoles el amor y el cariño que los creyentes tenemos hacia todos los que sufren y también con la esperanza de un compromiso para hacer un mundo mucho mejor, donde todos tengan pan, dignidad, respeto, alegría.

- Monseñor, ¿cómo debemos enfrentar los cristianos esta época que suele ser de gran consumismo también?
- Sin duda que es legítimo que la gente quiera hacer un regalo a los seres que ama. Eso es bueno, pero que no signifique endeudarse por todo el año por comprar cosas que quizá no están a nuestro alcance. El verdadero sentido de la Navidad es darse, es entregarse, es pensar en el otro, es amar al otro, es compartir con el otro. Ese es el verdadero sentido de la Navidad, Dios vino a compartir nuestra vida y nosotros, por amor a Jesucristo, queremos compartir la vida con los demás. Si junto con eso, que es lo esencial, podemos hacer un regalo, estupendo, pero no hagamos de este periodo de profunda espiritualidad una feria de comercio, pensando que sólo allí está la felicidad. No, la felicidad está en ser y no en tener y eso tiene que notarse especialmente en quienes tenemos el don de la fe.

miércoles, 12 de diciembre de 2007

ENCUENTRO DE COROS














Estimados (as)

Mi amigo Guillermo Contreras, con quien comparto la FE Católica y el ser miembro de la Pastoral del Trabajador, me ha enviado una interesante información, relacionada con el Encuentro de Coros que, se realizo en dependencias de la Parroquia del Carmen, desde las 16 horas, el Domingo 18 de Noviembre pasado.

Mirada Católica agradece la noticia y felicita a todos los participantes de este Encuentro de Coros, en el convencimiento que la música constituye un valioso apoyo en nuestro caminar cristiano.

domingo, 9 de diciembre de 2007

EL SENTIDO DE NAVIDAD

Ante la Navidad, el Papa llama a la conversión y pide rechazar “mentalidad materialista”

Plaza de San Pedro durante el Ángelus de hoy

VATICANO, 09 Dic. 07 / 08:12 am (ACI).- Antes de rezar el Ángelus este mediodía, el Papa Benedicto XVI resaltó el llamado a la conversión que continúa haciendo Juan Bautista a los “hombres y mujeres de nuestro tiempo, en los cuales el modo de vivir y percibir la Navidad suele lamentablemente padecer de una mentalidad materialista”.

Ante miles de feligreses que se hicieron presentes en la Plaza de San Pedro este mediodía para la
oración mariana, el Santo Padre reflexionó en la lectura del Evangelio de la Misa de este segundo Domingo de Adviento señalando que este llamado es una invitación a “abrir el corazón y a acoger al Hijo de Dios que viene en medio de nosotros para manifestar la justicia divina”.

“El Padre –escribe el evangelista Juan– no enjuicia a nadie, pero ha dado al Hijo el poder de enjuiciar, porque es Hijo del hombre. Y es hoy, en el presente, que se juega nuestro destino futuro; es con el comportamiento concreto que tengamos en esta
vida que decidimos nuestra suerte eterna”, dijo el Pontífice.
Al respecto indicó que “al final de nuestros días sobre la tierra, al momento de la muerte, seremos valorados según nuestra semejanza o no con el Niño que está por nacer en la pobre gruta de Belén, porque Él es el criterio de medida que Dios ha dado a la humanidad”.

Más adelante, el Papa explicó que “el Padre celestial, que en el nacimiento de su Hijo Unigénito ha manifestado su amor misericordioso, nos llama a seguir sus huellas haciendo, como Él, de nuestras existencia un don de amor. Y los frutos del amor son aquellos ‘dignos frutos de conversión’ a los que se refiere san Juan Bautista”.

Al finalizar su alocución antes del Ángelus, el Papa señaló que “mediante el Evangelio, Juan Bautista continúa hablando a través de los siglos, a cada generación”.

“Sus claras y duras palabras – constató– resultan cuánto más saludables para nosotros, hombres y mujeres de nuestro tiempo, en los cuales el modo de vivir y percibir la Navidad suele lamentablemente padecer de una mentalidad materialista. La ‘voz’ del gran profeta que llama a preparar el camino al Señor que viene, en los desiertos de hoy, desiertos exteriores e interiores, sedientos del agua viva que es Cristo.

“La ‘voz’ del gran profeta que llama a preparar el camino al Señor que viene, en los desiertos de hoy, desiertos exteriores e interiores, sedientos del agua viva que es Cristo”, señaló
Benedicto XVI antes de pedirle a la Virgen María que nos guíe en el camino de una “auténtica conversión del corazón” para comprender la “necesidad de sintonizar nuestra mentalidad con el Evangelio”.

domingo, 2 de diciembre de 2007

SIN DIOS .. ESTAMOS PRIVADOS DE ESPERANZA


VATICANO, 02 Dic. 07 / 09:26 am (ACI).- Al presidir hoy la oración del Ángelus en el primer Domingo de Adviento, el Papa Benedicto XVI animó a todos a despertar en sus corazones la espera de Jesucristo y aseguró que es el amor, y no la ciencia, el que puede redimir al hombre que necesita dramáticamente de Dios y que sin Él el ser humano y el mundo “quedarán privados de esperanza”.

Ante miles de feligreses que se congregaron este mediodía en la Plaza de San Pedro, el Santo Padre dijo que el Adviento es el “tiempo propicio para despertar en nuestros corazones la espera de Aquel ‘es, que era y que viene’ (Ap 1, 8)” explicando que “el Hijo de Dios ya ha venido a Belén hace veinte siglos, viene en todo momento al alma de la comunidad dispuesta a recibirlo, vendrá de nuevo al fin de los tiempos, para ‘juzgar a vivos y muertos”.

Al referirse a su segunda encíclica Spe Salvi publicada el viernes pasado, el Pontífice explicó que en el Nuevo Testamento se destaca que “la palabra esperanza está unida estrechamente a la palabra fe” y que aquella “es un don que cambia la vida de quien lo recibe, como demuestra la experiencia de tantos santas y santos”. Ésta, prosiguió, “consiste en sustancia en el conocimiento de Dios, en el descubrimiento de su corazón de Padre bueno y misericordioso”.

Ciencia, esperanza, salvación
Al inicio de este nuevo año litúrgico, el Santo Padre quiso subrayar que “el desarrollo de la ciencia moderna ha confinado siempre más a la fe y la esperanza a la esfera privada e individual, así que hoy aparece de modo evidente, y a veces dramático, que el hombre y el mundo necesitan de Dios, ¡del verdadero Dios!, o quedarán privados de esperanza”, dijo.

“La ciencia contribuye mucho al bien de la humanidad, sin duda, pero no en grado de redimirla. El hombre es redimido por el amor, que hace buena y bella la vida personal y social. Por ello, la gran esperanza, aquella plena y definitiva, está garantizada por Dios, el Dios que es el amor, que en Jesús nos ha visitado y donado la vida, y a él volverá al final de los tiempos”, concluyó.

Finalmente, en español, se dirigió a los peregrinos de esa lengua invitándoles a que en el Adviento “ensanchen el corazón para vivir con gozo el inefable don de la venida del Hijo de Dios al mundo, y a permanecer vigilantes y firmes en la fe, esperando su manifestación definitiva y gloriosa”.

viernes, 23 de noviembre de 2007

PADRE JOSE LUIS CASTRO PALOMINO





Estimados (as ) :

Como católico, miembro de la pastoral del trabajador, me uno al luto de nuestra Iglesia Diocesana por el fallecimiento del sacerdote José Luis Castro Palomino, presidente de la Fundación Caritas y Acción Social de esta diócesis El Padre José Luis falleció en horas de la pasada noche del domingo ( 18 de Noviembre ), como consecuencia de un infarto al corazón.

El padre José Luis tenía 61 años y era párroco de San Vicente de Tagua Tagua desde enero del presente año.

Desde su ordenación en 1972, este querido sacerdote asumió responsabilidades diocesanas como director de la Pastoral Juvenil, formador y, posteriormente, rector del Seminario Mayor Cristo Rey de la diócesis, cargo que desempeñó con inteligencia y vocación. “En aquellos años -nos decía un sacerdote formado en ese tiempo- el padre José Luís nos educó en el ejercicio de la libertad. Nos enseñó a asumir la responsabilidad de nuestros actos. A practicar la no violencia en la defensa de nuestras creencias”.

En 1986 dejó el seminario y, más tarde, asumió como párroco de Nancagua, donde permaneció 17 años.

Su preocupación por los sacerdotes ancianos lo llevó a trabajar fuertemente por la Villa Sacerdotal y la solidaridad parroquial.

En octubre de 2005 fue nombrado por el Obispo Diocesano, monseñor Alejandro Goic, presidente de la Fundación Caritas y Acción Social de la diócesis. En estos cortos dos años, el padre José Luís ha dejado su impronta de hombre recto y visionario. Gran impulsor de la Doctrina Social de la Iglesia, promocionó en la diócesis la vivencia de la solidaridad con múltiples acciones como el Mes de la Solidaridad. Fortaleció la ayuda a estudiantes de educación superior. Reforzó la Campaña Cuaresma de Fraternidad, la vivencia de la caridad en el tiempo de Adviento, el apoyo a las pastorales de Drogadicción y de Salud y la alianza con el Fondo Esperanza, con el propósito de, a través de los micro créditos, sacar de la pobreza a 3 mil 500 familias de la región, de aquí al 2010.

Las personas que compartimos con él trabajo, ilusiones y fe, podemos decir que fue una bendición conocerlo. Podemos dar gracias a Dios por el padre José Luis. Su testimonio seguirá impulsando nuestro día a día, en el propósito de construir una sociedad más justa y solidaria.

Sus funerales se realizaron, el día martes 20 de noviembre, a las 18 horas, en la parroquia de Nancagua.

Fuente : Transcripción tomada del sitio de la Iglesia Diocesana de Rancagua ( www.iglesia.cl/rancagua )


domingo, 18 de noviembre de 2007

RESPONSABILIDAD CRISTIANA

Estimados ( as )

Ayer, mirando las noticias de EWTN ( canal internacional católico ), sentí una emoción muy`especial, mezcla de orgullo, emoción y responsabilidad.
Lo anterior, en base a dos noticias :

1.- Con motivo del Día de Acción de Gracias ( Estados Unidos ), el conductor, reconoció la necesidad de volver al origen de esa costumbre; lo que, entre otros aspectos se orientaba a dar gracias a Nuestro Señor por la Patria .... tal como lo hace CHILE el 18 de Septiembre....

2.- Mas adelante, el conductor del noticiero se refirió a la intervención de Don Alejandro Goic Karmelic, ante la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados.( Por un Chile más humano )... finalizaba la noticia destacando que Moseñor Goic es Obispo de Rancagua. Al escuchar lo último, la emoción y el agradecimiento a Dios, dio paso a un impulso de responsabilidad.

Es cierto hermanos, Nuestro Señor , desde una mirada de eficiencia, a veces tiene mal ojo para elegir a sus discípulos ,,, pero .. con su gracia y la conversión de nuestros corazones puede hacer milagros. ( me miro a mi mismo y me queda absolutamente claro lo expresado ).

Responsabilidad de cerrar filas al lado de nuestro Obispo, responsabilidad de evangelizar nuestra tierra, responsabilidad de trabajar por nuestros compatriotas que se debaten en la miseria.

Que el Señor Jesús nos regale su compañía y la de sus Santa Madre .. Nuestra Señora y Madre.

Con afecto

Christian Gautier Vallette
Pastoral del Trabajador Diócesis de Rancagua

miércoles, 7 de noviembre de 2007

POR UN CHILE MAS HUMANO

Estimados amigos ( as ) :

Me es grato transcribir la intervención de Don Alejandro Goic Karmelic, Obispo de Rancagua y Presidente de la Conferencia Episcopal de Chile, ante la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados.

1. Misión de la Iglesia hoy
2. La familia, problema número uno de Chile
3. Normas nacionales sobre la regulación de la fertilidad

1. Misión de la Iglesia hoy¿Cuál es la misión de la Iglesia?


La misión esencial de la Iglesia es la evangelización. Anunciar a Jesucristo y su Evangelio: “Felices los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen” (Lc. 11,28)La Iglesia, tiene pues esta gran tarea: anunciar a Jesucristo y su Evangelio. Ayudar a los seres humanos al encuentro con Dios, que es, creemos, el camino para la mayor plenitud y felicidad del ser humano. De ahí que la acción de la Iglesia es eminentemente pastoral. Tal misión la lleva a preocuparse por los problemas reales que afectan al conjunto del pueblo. Conceptos como la inalienable dignidad de la persona desde su origen hasta su fin; la igualdad de todos en su naturaleza personal; el respeto irrestricto a los derechos fundamentales de la persona humana; la convivencia social basada en la verdad, en la libertad, en la justicia, en el amor, en el perdón y la misericordia; la preocupación real y efectiva por la dignificación de los más pobres y desvalidos, el espíritu de servicio honesto y responsable y la búsqueda del bien común, por parte de aquellos que tienen responsabilidades en el tejido social del país, etc., son, por lo tanto, temas que preocupan a la Iglesia, en fidelidad al mandato del Evangelio.A esta misión esencial – anunciar el Evangelio e iluminar la realidad con la ética del Evangelio – quiere ser fiel la Iglesia. La Iglesia no tiene otra pretensión. Sabe perfectamente que su misión es esencialmente religiosa, pero ligada fuertemente a la realidad histórica por el misterio de Dios hecho hombre en Jesucristo. Desde entonces, nada de lo humano puede ser ajeno a la Iglesia. Hay quienes quieren reducir a la Iglesia a lo íntimo, a la esfera de lo privado, a excluir a Dios de la vida social. “Una sociedad que excluye conscientemente a Dios y lo relega totalmente a lo privado se autodestruye” (Benedicto XVI).La Iglesia anuncia a Cristo y su Evangelio, pero “la Iglesia no puede ni debe emprender por cuenta propia la empresa política de realizar la sociedad más justa posible. No puede ni debe sustituir al Estado. Pero tampoco puede ni debe quedarse al margen en la lucha por la justicia. Debe insertarse en ella a través de la argumentación racional y debe despertar las fuerzas espirituales, sin las cuales la justicia, que siempre exige también renuncias, no puede afirmarse ni prosperar. La sociedad justa no puede ser obra de la justicia, sino de la política. No obstante, le interesa sobremanera trabajar por la justicia esforzándose por abrir la inteligencia y la voluntad a las exigencias del bien.La Iglesia no puede sino interesarse sobremanera en trabajar por la justicia; por eso en aquellas cuestiones que tocan la vida de la sociedad y su ordenamiento se trata, pues, que la Iglesia entre en diálogo “a través de la argumentación racional”.La fe no se impone, se propone. Finalmente, es un don de Dios. Pero, en la óptica que he señalado, los creyentes tenemos nuestro derecho y nuestro de deber de aportar a la construcción de la Patria.

2. La Familia, problema número 1 de Chile


Quiero traer al recuerdo la última entrevista pública de un pastor extraordinario y de un chileno excepcional, como fue el Arzobispo y monje carmelita don José Manuel Santos Ascarza, recientemente fallecido. En la revista Ercilla, en septiembre de 2005 él señaló:“Son impresionantes las encuestas, por lo vergonzosas. Fíjese que en el año 2002, el 50,5% de los niños nacieron fuera del matrimonio. Es decir, la mitad de los niños chilenos no saben lo que es papá y mamá. Esa es la tragedia. Es macabro (…)El trabajo que debe hacerse por la familia es fundamental, porque es la base de una sociedad. Si la mitad de los niños chilenos no saben lo que es una familia; no saben lo que es papá y mamá… ¿Se imagina el hogar que van a formar el día de mañana? Creo que ese es el problema central de Chile, y nadie habla de él”.Coincido plenamente con él: el problema número uno de Chile es la familia. Y aquí quiero hablar no sólo como pastor de la Iglesia Católica. Ustedes y la opinión pública conocen el valor que la Iglesia asigna a la familia. Aquí quiero hablar como un chileno más, que ama a su Patria y quiere lo mejor para su tierra.Que la familia en nuestra Patria vive una crisis profunda es una realidad incuestionable. Recordemos algunas dolorosas realidades: más del 50% de los niños en Chile nacen fuera del marco de una familia, con todo lo que eso significa en la vida afectiva, social, síquica, etc., de los niños. Me impresionó leer en un diario de circulación nacional una breve biografía de cada uno de los jóvenes muertos en la tragedia de P. Montt. Dramas de pobreza, soledad, abandono, llenaron las cortas vidas de esos compatriotas nuestros; la realidad de la violencia familiar que sólo en este año ha destruido más de 50 vidas de mujeres, madres y esposas; la pobreza material de miles de familias chilenas que viven hacinadas en casas de 30 metros cuadrados, sin espacios para una intimidad conyugal humanizadora y plenificadora de la pareja; abusos sexuales de toda índole que destruyen vidas humanas, especialmente de niños y jóvenes; sueldos e ingresos insuficientes en miles de hogares nuestros con la angustia consiguiente de no tener dinero para subsistir; una sexualidad que se banaliza, que se hace irresponsable, alentada directa o indirectamente por organizaciones, y a veces, lamentablemente, por altas autoridades públicas que festinan sobre un aspecto de la vida humana de tanta riqueza y profundidad; la evasión en el alcohol y en la droga, con los consiguientes dramas de delincuencia, tráfico y corrupción que conlleva; la carencia de una educación mejor para los más pobres; el hecho de tantos jóvenes que tienen relaciones sexuales prematuras e irresponsables como una evasión, en medio de una vida sin horizontes y de mucha carencia afectiva, en busca de compensaciones y placer sin importar si existe o no amor, etc.Podría seguir enumerando dramas humanos que afectan a nuestras familias.La familia es “el lugar primario de la humanización de la persona y de la sociedad y cuna de la vida y del amor” (Juan Pablo II – Christifideles Laici, 40)El mayor y primario esfuerzo de Chile en esta hora y de cara al futuro es el fortalecimiento de la familia. La familia, siendo la comunidad natural donde se experimenta y aprende de modo único e insustituible al bien de la sociedad. La familia constituye una escuela fundamental de libertad, pues tiene su origen en la libertad del hombre y de la mujer que se comprometen en un proyecto de mutuo amor y servicioTodo cuanto se haga por cuidar y fortalecer la vida de las familias redundará en bien de todo el país. Una sociedad crece más sana y sólida cuando la estabilidad familiar es adecuadamente protegida; la solidez del núcleo familiar, así como los sistemas laborales que favorecen la adecuada presencia de los padres en la formación integral de sus hijos, redundan en bien de toda la convivencia social.El progresivo descenso de la natalidad en el país, uno de los más bajos del Continente, es un tema preocupante y es necesario preguntarse acerca de las complejas consecuencias futuras de esta tendencia. Formar a los jóvenes en una vida afectiva madura y sana, en una libertad con responsabilidad, es una urgencia de nuestro tiempo. La familia es el espacio privilegiado para ello, ayudada por otras instancias de la sociedad. La educación es otro tema inmenso del momento presente de la Patria. Constituye un ámbito privilegiado para recrear en cada generación los anhelos de verdad, libertad y justicia que animan nuestras vidas y nuestra historia. “La educación es un bien público que debe ser valorado y cuidado por todos los ciudadanos. De la calidad de la educación depende la calidad de vida, la superación de la pobreza, el nivel cultural y la nobleza de las relaciones humanas de un pueblo” (Comité Permanente CECh)

3. Normas nacionales sobre la regulación de la fertilidad


Quiero referirme ahora brevemente a estas Normas que dispuso el Ministerio de Salud, acerca de las cuales la Iglesia en su momento comentó y se pronunció.Los debates y problemas de fondo que han suscitado la dictación de estas NORMAS, están en su gestación. Un tema tan trascendente y fundamental como es el origen de la vida humana ameritaba un gran debate de toda la comunidad nacional y no la imposición de una visión unilateral. Todos sabemos que las dos ONG que prepararon el Documento con el Ministerio de Salud tienen una clara política abortista y que su fin último es obtener que en Chile exista una ley de aborto.Una materia tan delicada ¿no exigía un diálogo con todos los sectores de la sociedad chilena y no sólo con algunos?En agosto del 2006 se realizó el 36º período de sesiones del Comité para la eliminación de toda forma de discriminación de la mujer (CEDAW) El Comité en aquella ocasión señaló, respecto a Chile:• El comité observa que Chile no ha ratificado el Protocolo Facultativo del CEDAW, porque ha habido una intensa campaña comunicacional adversa, encabezada por dos medios de comunicación muy poderosos, y cuyos argumentos han sido la cesión de soberanía que implicaría la aprobación del protocolo y que, entre otras imposiciones, podría obligar al país a legislar para despenalizar el aborto.• El comité observa que en Chile no habría un adecuado reconocimiento y protección de los derechos reproductivos de las mujeres y que existen leyes que prohíben y penalizan toda forma de aborto, lo que afectaría la salud de las mujeres y daría lugar al aumento de la mortalidad derivada de la maternidad.• El organismo “insta” a la revisión de la legislación relacionada con el aborto, con miras a enmendarla para “proporcionar abortos en condiciones de seguridad y permitir la interrupción del embarazo por razones terapéuticas relacionadas con la salud de la mujer, incluida la salud mental”…• El comité observa que respecto del aborto, el gobierno no ha propuesto legislación, pues no habría todavía las condiciones por la resistencia de los medios de comunicación “conservadores”, sectores religiosos y partidos políticos.Debemos decirlo sin eufemismos: aquí hay un imperialismo ideológico y un imperialismo económico. Los poderes políticos y económicos del mundo quieren imponer, especialmente a los países del tercer mundo, su visión ideológica e impedir que más seres humanos participen del banquete de la vida. Las grandes industrias químicas y farmacéuticas hacen un gigantesco negocio promoviendo todos los medios posibles de regulación de la natalidad y también abortivos impidiendo que más vidas humanas existan en nuestro continente. Le conviene al “establishment”.Por supuesto que hay un problema real de embarazos de adolescentes y transmisión del Sida en el país. La Iglesia reconoce la gravedad del problema y plantea la búsqueda de soluciones acordes con la dignidad humana y dentro de una sana antropología.Cuestiona con firmeza la filosofía de las Normas y ciertos medios – como la píldora del día después - de la que hablará mi hermano Fernando Chomalí.Las Normas buscan evitar los efectos del mal y no la causa (de la causa algo he dicho al referirme a los problemas que enfrenta hoy la familia).Buscan resolver los efectos por mecanismos simplemente técnicos al recomendar métodos preventivos y en algunos casos, potencialmente abortivos, que presuponen una actitud permisiva de la causa del problema. La causa está en las relaciones sexuales irresponsables (el reciente episodio en Machalí de dos adolescentes de 12 y 13 años teniendo relaciones sexuales en el aula de clases es elocuente), y es a ésta a la que hay que apuntar si queremos de verdad resolver el problema.El problema de fondo es ¿qué tipo de joven, de mujer, de hombre del mañana se quiere formar?; ¿cuál es la relación entre sexualidad y familia? No se trata solamente de dar informaciones a los jóvenes, que a menudo no vienen dadas ni siquiera con exactitud, con campañas en las plazas públicas y con espectáculos que banalizan y empobrecen la maravillosa realidad de la sexualidad humana.Se señalan técnicas y medios para prevenirse de posibles enfermedades y contagios olvidando toda la dimensión humana y de valores y testimonios de amor. ¡No se tiene confianza en los jóvenes! ¡No se les cree capaces de vivir una sexualidad humanizadora!.El desafío grande, gigantesco, frente a la idolatría del sexo es promover valores de esperanza y de vida, recuperar la dignidad de la persona, especialmente, la dignidad de la mujer. Ella no es objeto de placer que se usa y se bota. Es persona. En clave de fe, tanto la mujer como el varón son hijos de Dios.La visión consumista y materialista, en este campo, como en otros, deshumaniza a la persona y su sexualidad transformándolas sólo en “cosas”. Si queremos una sociedad verdaderamente sana, hagamos de los seres humanos verdaderamente personas y no sólo enseñemos técnicas para que no se infecten. Hacer sólo eso es empobrecer la condición humana, es rebajarla sólo a su animalidad, haciéndole perder su dignidad más profunda.Termino señalando que la defensa de la vida en todas sus etapas, es uno de los valores esenciales de la existencia humana y de todo aquello que salvaguarde su dignidad. Con Benedicto XVI proclamo: “Estos valores, antes de ser cristianos son humanos, por eso ante ellos no puede quedar indiferente y silenciosa la Iglesia, que tiene el deber de proclamar con firmeza la verdad sobre el hombre y sobre su destino” (9-XII-2006).

Muchas gracias.


† Alejandro Goic Karmelic
Obispo de Rancagua
Presidente Conferencia Episcopal de Chile

Valparaíso. Cámara de Diputados, noviembre 6 de 2007.

FUENTE : http://www.iglesia.cl/

sábado, 3 de noviembre de 2007

PUNTO DE VISTA CATOLICO SOBRE LA REENCARNACION

http://www.zenit.org./(ZENIT.org).- Publicamos el comentario del padre Raniero Cantalamessa, ofmcap. --predicador de la Casa Pontificia-- a la liturgia de la conmemoración de todos los fieles difuntos, 2 de noviembre.


Conmemoración de todos los fieles difuntos Sabiduría 3, 1-9; Apocalipsis 21, 1-5.6-7; Mateo 5, 1-12

Enséñanos a contar nuestros días
La conmemoración de los fieles difuntos es la ocasión para una reflexión existencial sobre la muerte. En la Escritura leemos esta solemne declaración: «No fue Dios quien hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de los vivientes... Dios creó al hombre para la inmortalidad; le hizo imagen de su misma naturaleza; mas por envidia del diablo entró la muerte en el mundo» (Sb 1, 13-15. 2, 23-24). Comprendemos de ahí por qué la muerte suscita en nosotros tanta repulsión. El motivo es que ésta no nos es «natural»; así como la experimentamos en el presente orden de las cosas, hay algo ajeno a nuestra naturaleza, fruto de la «envidia del diablo». Por eso luchamos contra ella con todas nuestras fuerzas. Este insuprimible rechazo nuestro hacia la muerte es la mejor prueba de que no hemos sido hechos para ella y de que no puede tener la última palabra. Precisamente sobre esto nos aseguran las palabras de la primera lectura de la Misa: «Las almas de los justos están en las manos de Dios y no les alcanzará tormento alguno».

El temor a la muerte es conflicto en lo más profundo de todo ser humano. Hay quien ha querido reconducir toda actividad humana al instinto sexual y explicar todo con él, también el arte y la religión. Pero más poderoso que el instinto sexual es el del rechazo a la muerte, del que la propia sexualidad no es sino una manifestación. Si se pudiera oír el grito silencioso que brota de la humanidad entera, se oiría un bramido tremendo: «¡No quiero morir!».
¿Por qué, entonces, invitar a los hombres a pensar en la muerte, si ya está tan presente? Es sencillo. Porque nosotros, los hombres, hemos elegido suprimir el pensamiento de la muerte. Fingir que no existe, o que existe sólo para los demás, no para nosotros. Hacemos proyectos, corremos, nos exasperamos por nada, como si en cierto momento no tuviéramos que dejar todo y partir.

Pero el pensamiento de la muerte no se deja arrinconar o suprimir con estas pequeñas tretas. Así que no queda más que reprimirlo o huir de su gravedad con paliativos. Los hombres nunca han dejado de buscar remedios a la muerte. Uno de estos se llama la prole: sobrevivir en los hijos. Otro es la fama. En nuestros días se va difundiendo un pseudo-remedio: la doctrina de la reencarnación.
La doctrina de la reencarnación es incompatible con la fe cristiana, que en su lugar profesa la resurrección de la muerte. «Está establecido que los hombres mueran una sola vez, y luego el juicio» (Hb 9,27). La forma en que se propone entre nosotros, en Occidente, la reencarnación es fruto, entre otras cosas, de un gigantesco equívoco. En su origen la reencarnación no significa un suplemento de vida, sino de sufrimiento; no es motivo de consuelo, sino de terror. Con ella se viene a decir al hombre: «¡Ten cuidado, que si haces el mal, tendrás que renacer para expiarlo!». Es como decir a un encarcelado, al final de su detención, que su pena se ha prolongado y todo debe empezar de nuevo.

El cristianismo tiene algo bien distinto que ofrecer sobre el problema de la muerte. Anuncia que «uno ha muerto por todos», que la muerte ha sido vencida; ya no es un abismo que engulle todo, sino un puente que lleva a la otra vida, la de la eternidad. Y, con todo, reflexionar sobre la muerte hace bien también a los creyentes. Ayuda sobre todo a vivir mejor. ¿Estás angustiado por problemas, dificultades, conflictos? Ve hacia delante, contempla estas cosas como te parecerán en el momento de la muerte y verás cómo se redimensionan. No se cae en la resignación ni en la inactividad; al contrario, se hacen más cosas y se hacen mejor, porque se está más sereno y más desprendido. Contando nuestros días, dice un salmo, se llega «a la sabiduría del corazón» (Sal 89, 12).

[Traducción del original italiano realizada por Zenit

jueves, 1 de noviembre de 2007

S.S. BENEDICTO XVI Y LA SANTIDAD

Este medio día el Papa Benedicto XVI rezó el Ángelus Dominical desde la ventana de su Palacio Apostólico con ocasión de la Solemnidad de Todos los Santos, y destacó que la santidad es una tarea no solo de todos los cristianos si no de todos los hombres.

Al recordar que en los inicios del Cristianismo “los miembros de la Iglesia eran llamados ‘los santos’”, el Santo Padre afirmó que “en efecto, el cristiano ya es santo, porque el Bautismo lo une a Jesús y a su misterio pascual, pero que al mismo tiempo debe llegar a serlo conformándose con Él más íntimamente”.

“A veces se piensa –dijo el Papa- que la santidad es una condición de privilegio reservada a unos pocos elegidos. En realidad, ¡ser santo es la tarea de todo cristiano, de todo hombre!”

Explicando tal afirmación, Su Santidad citó la carta a los Efesios de San Pablo, retomando la frase en que afirma que “Dios desde siempre nos ha bendecido y nos ha escogido en Cristo ‘para ser santos e inmaculados en su presencia en el amor’”.

“Todos los seres humanos están por lo tanto llamados a la santidad que, en última instancia, consiste en vivir como hijos de Dios, en la ‘semejanza’ con Él, según la cual han sido creados. Todos los seres humanos son hijos de Dios, y todos deben llegar a ser aquello que son, mediante el exigente camino de la libertad”.

Más adelante hizo notar como con “sabiduría, la Iglesia ha puesto en estrecha sucesión la fiesta de Todos los Santos y la Conmemoración de todos los fieles difuntos. A nuestra oración de alabanza a Dios y de veneración de los espíritus benditos, se une la oración de petición por cuantos nos han precedido en el pasaje de este mundo a la vida eterna”.

Finalmente el Pontífice recordó que “al centro de la asamblea de los Santos, resplandece la Virgen María, ‘humilde y alta más que toda criatura’. Poniendo nuestra mano en la suya, nos sentimos animados a cminar con mayor fuerza por el camino de la santidad. A Ella confiamos nuestro compromiso contidiano y le pedimos también nuestros seres queridos difuntos, en la íntima esperanza de encontrarnos juntos algún día, en la comunión gloriosa de los Santos”.


Fuente : http://www.aciprensa.com/

domingo, 28 de octubre de 2007

ERA POSTMODERNA REQUIERE UNA NUEVA EVANGELIZACIÓN

Al recibir por la tarde del jueves ( 25 de Octubre ) en la basílica vaticana a los profesores y estudiantes de los Ateneos Pontificios Romanos, el Papa Benedicto XVI señaló que es urgente en esta época postmoderna, impulsar una nueva evangelización.

Ante los centenares de profesores y alumnos, reunidos en la Santa Misa por la inauguración del Año Académico celebrada por el Cardenal Zenon Grocholewski, Prefecto de la Congregación para la Educación Católica, el Santo Padre los exhortó a “crear entre vosotros un clima donde la dedicación al estudio y la cooperación fraterna sirvan de enriquecimiento por lo que atañe no solo al aspecto cultural, científico y doctrinal, sino también al humano y espiritual”.

El Pontífice recordó a los estudiantes que Roma es una ciudad “rica de memorias artísticas, de obras maestras del arte y la cultura y está llena sobre todo de elocuentes testimonios cristianos”.

“En el transcurso del tiempo –prosiguió– han nacido universidades y facultades eclesiásticas donde desde hace siglos se han formado generaciones enteras de sacerdotes y responsables de pastoral, entre los que no han faltado grandes santos e ilustres hombres de Iglesia”.

Citando después la constitución apostólica de Juan Pablo II, "Sapientia christiana", donde se habla de la necesidad de considerar a la luz de la revelación cristiana "los nuevos problemas" y de presentar su verdad "a las personas contemporáneas en forma adecuada a las diversas culturas", el Santo Padre reafirmó que ese compromiso era "sumamente urgente en esta época postmoderna, donde se advierte la exigencia de una nueva evangelización, que necesita maestros en la fe y heraldos y testigos del Evangelio convenientemente preparados”.“El periodo de permanencia en Roma puede y debe servir –concluyó– para prepararos a desempeñar lo mejor posible la tarea que os espera en los diversos ámbitos de acción apostólica. La misión evangelizadora propia de la Iglesia exige, en nuestro tiempo, no solo que el mensaje evangélico se propague por doquier, sino que penetre en profundidad en las formas de pensar, en los criterios y los comportamientos de la gente. En una palabra, es necesario que toda la cultura del ser humano contemporáneo esté insuflada por el Evangelio”.

jueves, 25 de octubre de 2007

DIRIGENTE AGRICOLA PIDIO AL SANTO PADRE BENCION PARA LAS TEMPORERAS

Como integrante de la Pastoral del Trabajador de la Diócesis de Rancagua, me es grato transcribir una noticia que, nos da a conocer el testimonio de Ana Olmedo,Dirigenta agrícola, en reciente audencia con Su Santidad Benedicto XVI.

"Contenta y agradecida de la Presidenta Michelle Bachelet se mostró la dirigenta de las trabajadoras temporeras de la región, Ana Olmedo, por el viaje a Roma que realizó junto la Mandataria, donde pudo conocer al Papa Benedicto XVI.
La presidenta de la Federación de Trabajadoras Agrícolas “Nueva Esperanza” expresó que su experiencia en Roma fue maravillosa, ya que el haber compartido con Su Santidad le sirvió para renovar su espíritu. Dijo que le pidió al Papa la bendición para las trabajadoras agrícolas de la región, así como para su familia; agregando que conversó con la Presidenta Bachelet algunos temas que permitirían mejorar la calidad de vida de miles de trabajadoras. “Hay que crear una mejor conciencia social por parte de los empleadores, porque encuentro una injusticia que a las trabajadoras mes a mes se les descuenten las cotizaciones y después las declaran y nos la pagan.
Yo lo tomo como un robo que le están haciendo al trabajador”, dijo la dirigenta.Ana Olmedo; cree que la voluntad política del Gobierno por solucionar este tema existe, pero a su juicio es el sector privado el que debe dar señales claras. Con respecto a su viaje manifestó que fue una grata sorpresa haber sido invitada a Roma junto a la comitiva oficial de la Presidenta, invitación que obedeció a los más de 15 años que la dirigenta ha trabajado por los derechos de las trabajadoras.
Ana Olmedo actualmente vive en la localidad de Rosario, lugar donde decidió comenzar a capacitarse en pos del bienestar de las trabajadoras"

Texto Fernando Ávila Figueroa
Fuente : http://www.elrancaguino.cl

domingo, 21 de octubre de 2007

ORACION POR MONSEÑOR ALEJANDRO GOIC KARMELIC



Estimados Hermanos (as):

Me permito solicitar por este medio, vuestra oración, por la salud y Ministerio del Obispo de la Diócesis de Rancagua y Presidente de la Conferencia Episcopal de Chile, Don Alejandro Goic Karmelic.

viernes, 19 de octubre de 2007

Entrevista de Su Santidad Benedicto XVI con la Presidenta Michelle Bachelet

Ayer, Jueves 18 de Octubre, en una biblioteca privada del Vaticano Su Santidad Benedicto XVI concedió una audiencia a la Presidenta Michelle Bachelet, encuentro que se extendió por 39 minutos.

Al término de la cita, la Jefa de Estado se manifestó extraordiariamente contenta de haber podido tener este encuentro con el Santo Padre, y de haber podido entregarle, en nombre del pueblo chileno, de los católicos y de todas las personas de buena voluntad, el reconocimiento que Chile tiene por la Iglesia Católica, por el relevante rol que tuvo, que tiene y que seguirá teniendo.

También recordó la figura del Cardenal Raúl Silva Henríquez, a quien recientemente se ha evocado en el centenario de su natalicio, y a "su lucha por la paz y la libertad". También valoró el rol que el Papa Juan Pablo II y el Cardenal Antonio Samoré jugaron para resolver por una vía pacífica el conflicto limítrofe con Argentina.

La gobernante expresó que otro tema que abordaron fue la necesidad de un gran diálogo y acuerdo social para que Chile pueda seguir creciendo en la economía y a la vez con condiciones de justicia social. En este sentido, destacó la iniciativa de "salario ético" que se ha empezado a discutir desde la propuesta de Mons. Alejandro Goic, Presidente de la Conferencia Episcopal.

"Hemos informado a Su Santidad el sello de nuestro Gobierno, que es poner a la persona humana al centro de las políticas públicas", manifestó la Presidenta.

Agregó que manifestó al Santo Padre la voluntad del Ejecutivo, junto a diversas instituciones de la sociedad y también las fuerzas espirituales, para fortalecer la familia como un elemento central de la comunidad: "Hemos podido también compartir puntos de vista sobre cómo poder seguir trabajando por un mundo mejor y cómo en esa tarea estamos todos involucrados y comprometidos".

"Bachelet también le explicó al Santo Padre el sentido de la delegación que le acompaña: "representantes de instituciones muy prestigiadas de los poderes del Estado, de empresarios y trabajadores, de mujeres trabajadoras de distintos ámbitos, jóvenes y pueblos originarios; personas de distintas miradas y opciones políticas", subrayó.

"La Mandataria agregó que en cada una de las palabras del Santo Padre encontró una "tremenda sintonía".

"Pedí al Santo Padre que rece, que ore por todos los chilenos", manifestó, al tiempo que le invitó a visitar Chile cuando su agenda se lo permita, recordando la importancia que tuvo para el país la visita de su antecesor, Juan Pablo II, en 1987.

El diálogo se inició en alemán y prosiguió en alemán y español. La gobernante chilena le regaló artesanía típica de la fiesta de Cuasimodo, una de las manifestaciones de piedad popular más arraigadas en el corazón del pueblo; y tres libros de fotos de Max Donoso con imágenes de iglesias de todo Chile. Por su parte, el Papa le regaló a la Presidenta chilena la medalla de oro del Pontificado. Al resto de la delegación les entregó un rosario de rosas a las mujeres y a los hombres la misma medalla pero más pequeña.

También saludaron al Santo Padre el Presidente del Senado, Eduardo Frei; el Presidente de la Corte Suprema, Enrique Tapia; el titular de la Cámara de diputados, Patricio Walker; el Ministro de Relaciones Exteriores, Alejandro Foxley; el embajador chileno en la Santa Sede, Patricio Cabrera; la diputada María Angélica Cristi, el empresario Ricardo Claro; Jorge Matute, presidente de los trabajadores de la Empresa Nacional del Petróleo (ENAP); Isolde Reuque, dirigenta de los centros culturales mapuches; Ana Olmedo, de la Federación de Trabajadores Agrícolas Nueva Esperanza de O’Higgins; Ana Teresa Tapia, del Sindicato de Trabajadoras de Casa Particular; el futbolista Nicolás Medina, mundialista sub-20; la hija de la Mandataria, Sofia; y el director de protocolo de La Moneda, Fernando Ayala.


Fuente: Servicio Informativo Vaticano - Agencias

lunes, 8 de octubre de 2007

ORACION A LA SANGRE DEL SEÑOR JESUS

Señor Jesús, en tu nombre y con el Poder de tu Sangre Preciosa sellamos toda persona, hechos o acontecimientos a través de los cuales el enemigo nos quiera hacer daño.
Con el Poder de la Sangre de Jesús sellamos toda potestad destructora en el aire, en la tierra, en el agua, en el fuego, debajo de la tierra, en las fuerzas satánicas de la naturaleza, en los abismos del infierno, y en el mundo en el cual nos movemos hoy.
Con el Poder de la Sangre de Jesús rompemos toda interferencia y acción del maligno. Te pedimos Jesús que envíes a nuestros hogares y lugares de trabajo a la Santísima Virgen acompañada de San Miguel, San Gabriel, San Rafael y toda su corte de Santos Ángeles.
Con el Poder de la Sangre de Jesús sellamos nuestra casa, todos los que la habitan (nombrar a cada una de ellas), las personas que el Señor enviará a ella, así como los alimentos y los bienes que Él generosamente nos envía para nuestro sustento.
Con el Poder de la Sangre de Jesús sellamos tierra, puertas, ventanas, objetos, paredes, pisos y el aire que respiramos,y en fe colocamos un círculo de Su Sangre alrededor de toda nuestra familia.Con el Poder de la Sangre de Jesús sellamos los lugares en donde vamos a estar este día, y las personas, empresas o instituciones con quienes vamos a tratar (nombrar a cada una de ellas).
Con el Poder de la Sangre de Jesús sellamos nuestro trabajo material y espiritual, los negocios de toda nuestra familia, y los vehículos, las carreteras, los aires, las vías y cualquier medio de transporte que habremos de utilizar.
Con Tu Sangre preciosa sellamos los actos,las mentes y los corazones de todos los habitantes y dirigentes de nuestra Patria a fin de que Tu Paz y Tu Corazón al fin reinen en ella.
Te agradecemos Señor por Tu Sangre y por Tu Vida, ya que gracias a Ellas hemos sido salvados y somos preservados de todo lo malo. Amén.

FUENTE : www.ewtn.com/spanish/prayers/

jueves, 4 de octubre de 2007

SAN FRANCISCO Y EL LEPROSO


Estimados y Estimadas :


De madrugada ( 4:00 A.M ), me permito compartir un episodio de la vida de SAN FRANCISCO :


El verdadero discípulo de Cristo San Francisco, mientras vivió en esta vida miserable, ponía todo su esfuerzo en seguir a Cristo, el perfecto Maestro. Así sucedía muchas veces, por obra divina, que cuando él curaba a alguien el cuerpo, Dios le sanaba al mismo tiempo el alma, tal como se lee de Cristo (cf. Mt 9,1-8). Por ello, no sólo servía él gustosamente a los leprosos, sino que había ordenado a los hermanos de su Orden que, cuando iban por el mundo o se detenían, sirvieran a los leprosos por amor de Cristo, que por nosotros quiso ser tenido por un leproso .

Sucedió una vez, en un lugar no lejos de aquel en que entonces se hallaba San Francisco, que los hermanos servían a los leprosos y enfermos de un hospital; y había allí un leproso tan impaciente, insoportable y altanero, que todos estaban persuadidos, como era en verdad, que estaba poseído del demonio, porque profería palabras groseras y maltrataba a quienes le servían, y, lo que era peor, blasfemaba tan brutalmente de Cristo bendito y de su madre santísima la Virgen María, que no se hallaba ninguno que quisiera y pudiera servirle. Y por más que los hermanos se esforzaban por sobrellevar con paciencia, por acrecentar el mérito de esta virtud, sus villanías e insultos, optaron por dejar abandonado al leproso, porque su conciencia no les permitía soportar las injurias contra Cristo y su madre. Pero no quisieron hacerlo sin haber informado antes a San Francisco, que se hallaba en un eremitorio próximo.

Cuando se lo hicieron saber, fue San Francisco a ver al leproso. Acercándose a él, le saludó diciendo:

-- Dios te dé la paz, hermano mío carísimo.

-- Y ¿qué paz puedo yo esperar de Dios -respondió el leproso enfurecido-, si Él me ha quitado la paz y todo bien y me ha vuelto podrido y hediondo?

-- Ten paciencia, hijo -le dijo San Francisco-; las enfermedades del cuerpo nos las da Dios en este mundo para salud del alma; son de gran mérito cuando se sobrellevan con paciencia.

-- Y ¿cómo puedo yo llevar con paciencia -respondió el leproso- este mal que me atormenta noche y día sin parar? Y no es sólo mi enfermedad lo que me atormenta, sino que todavía me hacen sufrir esos hermanos que tú me diste para que me sirvieran, y que no lo hacen como deben.

Entonces, San Francisco, conociendo por luz divina que el leproso estaba poseído del espíritu maligno, fue a ponerse en oración y oró devotamente por él. Terminada la oración, volvió y le dijo:

-- Hijo, te voy a servir yo personalmente, ya que no estás contento de los otros.

-- Está bien -dijo el enfermo-; pero ¿qué me podrás hacer tú más que los otros?

-- Haré todo lo que tú quieras -respondió San Francisco.

-- Quiero -dijo el leproso- que me laves todo de arriba abajo, porque despido tal hedor, que no puedo aguantarme yo mismo.

San Francisco hizo en seguida calentar agua con muchas hierbas olorosas; luego desnudó al leproso y comenzó a lavarlo con sus propias manos, echándole agua un hermano. Y, por milagro divino, donde San Francisco tocaba con sus santas manos desaparecía la lepra y la carne quedaba perfectamente sana. Y según iba sanando el cuerpo, iba también curándose el alma; por lo que el leproso, al ver que empezaba a curarse, comenzó a sentir gran compunción de sus pecados y a llorar amarguísimamente; y así, a medida que se iba curando el cuerpo, limpiándose de la lepra por el lavado del agua, por dentro quedaba el alma limpia del pecado por la contrición y las lágrimas.

Cuando se vio completamente sano de cuerpo y alma, manifestó humildemente su culpa y decía llorando en alta voz:

-- ¡Ay de mí, que soy digno del infierno por las villanías e injurias que yo he hecho a los hermanos y por mis impaciencias y blasfemias contra Dios!

Estuvo así quince días, llorando amargamente sus pecados y pidiendo misericordia a Dios, e hizo entera confesión con el sacerdote. San Francisco, al ver el milagro tan evidente que Dios había obrado por sus manos, dio gracias a Dios y se fue de aquel eremitorio a tierras muy distantes; debido a su humildad, en efecto, trataba de huir siempre de toda gloria mundana y en todas sus acciones buscaba el honor y la gloria de Dios y no la propia.

Y quiso Dios que aquel leproso, curado en el cuerpo y en el alma, enfermase de otra enfermedad quince días después de su arrepentimiento, y, fortalecido con los sacramentos eclesiásticos, murió santamente. Al ir al paraíso por los aires su alma se apareció a San Francisco cuando éste se hallaba orando en un bosque y le dijo:

-- ¿Me conoces?

-- ¿Quién eres? -dijo San Francisco.

-- Soy el leproso que Cristo bendito curó por tus méritos -dijo él-, y ahora voy a la vida eterna; de lo cual doy gracias a Dios y a ti. Bendita sea tu alma y bendito tu cuerpo, benditas sean tus palabras y tus acciones, porque por tu mano se salvarán en el mundo muchas almas. Y sabe que en el mundo no hay un sólo día en que los santos ángeles y otros santos no estén dando gracias a Dios por los santos frutos que tú y tu Orden realizáis en diversas partes del mundo. ¡Cobrad ánimo, dad gracias a Dios y seguid así con su bendición!


Dichas estas palabras, se fue al cielo; y San Francisco quedó muy consolado."

Nota : Un sencillo reconocimiento a la vida y obra de un Santo que admiro y a la Orden Franciscana que, hace pocos días se alejo de nuestra ciudad

( Rancagua- Chile )


FUENTE : http://www.franciscanos.org/

lunes, 24 de septiembre de 2007

S.S.BENEDICTO XVI : LA LOGICA DE COMPARTIR

VATICANO, 23 Sep. 07 / 07:34 am (ACI).- Miles de peregrinos se reunieron este mediodía en el Palacio Apostólico de Castelgandolfo para rezar el Ángelus Dominical con el Papa Benedicto XVI, quien señaló que el uso del dinero debe estar iluminado por el ejemplo de Cristo y que debe prevalecer en ello la lógica del compartir y de la solidaridad sobre la de la ganancia.

El Santo Padre, tras su retorno de una breve visita esta mañana a la diócesis de Velletri-Segni, meditó sobre “el recto uso de los bienes terrenos, un tema que en estos domingos el evangelista Lucas ha propuesto en modos diversos”.

“Cristo enseña a sus discípulos cuál es el mejor modo para utilizar el dinero y las riquezas materiales, esto es compartirlos con los pobres ganando así su amistad, en vistas al Reino de los cielos”, continuó el Pontífice.

El Santo Padre hizo notar que el “dinero en sí mismo no es ‘deshonesto’, pero en más de una ocasión puede encerrar al hombre en un ciego egoísmo”.

De este modo explicó cómo se “debe operar una cierta ‘conversión’ de los bienes económicos: en vez de usarlos solo para el propio interés, es necesario pensar en las necesidades de los pobres, imitando a Cristo mismo”.

“Cristo –prosiguió- no nos ha enriquecido con su riqueza sino con su pobreza, es decir, con su amor que lo ha llevado a donarse totalmente por nosotros”.

Aprovechó también la ocasión para hacer referencia a la Doctrina Social de la Iglesia que “siempre ha sostenido que la igual distribución de los bienes es prioritaria. La ganancia es naturalmente legítima y, en la justa medida, necesaria para el desarrollo económico”.

Subrayó asimismo que “la emergencia del hambre y la ecológica denuncian, con creciente evidencia, que la lógica de la ganancia, si es prevalente, incrementa la desproporción entre ricos y pobres y una ruinosa explotación del planeta. Cuando, en cambio, prevale la lógica del compartir y de la solidaridad es posible corregir el rumbo y orientarlo hacia un desarrollo ecuánime y sostenible”.

Finalmente, Benedicto XVI rezó la oración mariana con los presentes y los saludó en diversas lenguas.

miércoles, 19 de septiembre de 2007

POR UNA PATRIA MAS EQUITATIVA

Estimados ( as )

Ayer ( 18 de Septiembre ), tuve la oportunidad de participar en el Te Deum de Fiestas Patrias, efectuado en la Catedral de Rancagua.
En atención a lo anterior, me es grato transcribir Homilía de Don Alejandro Goic Karmelic Obispo de Rancagua.

A modo de introducción, cabe hacer presente que, los Textos Bíblicos utilizados fueron :

Ex 3, 1 – 12 “…he visto la aflicción de mi pueblo en Egipto…”

Mc 6, 31 – 44 “… denles ustedes de comer…”

TEXTO DE HOMILIA

1.- Con el corazón agradecido y el oído atento de los discípulos

En el aniversario de nuestra independencia nacional, volvemos cada año con el corazón agradecido a ponernos como país ante el Señor de la historia. Antes de cualquier otra actitud, y por sobre cualquier otro sentimiento, está nuestra gratitud al Señor: siempre es mucho más lo que tenemos que agradecer. Todo cuanto somos y tenemos, nuestras relaciones humanas, los pasos que vamos dando como país, las capacidades con que enfrentamos los desafíos de la hora presente y la esperanza con que miramos el futuro, todo eso es don de Dios. Somos obra suya y a Él hoy nos volvemos agradecidos.

Al mismo tiempo, al volvernos al Señor lo hacemos necesitados de oír su voz para que -como lo hemos escuchado en el Evangelio de san Marcos- Él nos “enseñe esas muchas cosas” (Mc 6, 34) que necesitamos para vivir como discípulos suyos. Si no nos ponemos ante el Señor con oído atento de discípulos, todo se vuelve una confusión de voces, como en la antigua historia de la torre de Babel (cf. Gén 11, 1 – 9), donde nadie se escucha, donde el diálogo se hace imposible y los seres humanos se vuelven unos contra otros.

Si nos ponemos hoy ante el Señor con el corazón agradecido, nos ponemos también con el oído atento de los discípulos. Sólo con estas actitudes es posible llegar ante el Señor como una comunidad de hombres y mujeres que quieren construir la historia de una patria justa y fraterna donde cada uno de sus hijos tenga pan, respeto y alegría.

2.- Los llamados de Dios en la historia

La historia del Pueblo de Dios pasó por duras situaciones, tal como nos lo mostraba la lectura del libro del Éxodo. En Egipto, el pueblo conoció la opresión los sufrimientos de una vida para la que no había sido creado. En esa historia llena de dolores humanos, Dios se manifestaba como el Señor de la compasión y de la justicia, que no está dispuesto a aceptar que se destruya la obra de sus manos: “he visto la aflicción de mi pueblo en Egipto […] he bajado para librarlo” (Ex 3, 7 - 8). Dios quiere que su pueblo camine con dignidad, que se desarrolle integralmente y que así pueda vivir siempre agradecido dando culto al Señor.

Es en la historia donde Dios iba mostrando su rostro, su manera de actuar y sus intereses en los que estaba puesto su corazón. Allí se mostró a Moisés, le hizo ver que esa tierra que pisaba era sagrada porque Dios estaba allí, le hizo ver que la historia que vivían desde sus antepasados era la historia de Dios con ellos, y allí le confió la misión de colaborar en la liberación de su pueblo.

Aunque han pasado muchos siglos de los acontecimientos que nos relata el libro del Éxodo, Dios sigue actuando de la misma manera y saliendo a nuestro encuentro en la historia que vivimos. Su oído sigue siendo particularmente sensible a los sufrimientos de los que son condenados a una vida que no es aquella para la cual los creó, y desde esos dolores que escucha interviene buscando la dignidad y la justicia para sus hijos: la historia que vivimos como pueblo de Chile es para nosotros un lugar de encuentro con el Dios que quiere una vida plena y digna para todos sus hijos.

En medio de tantas gratitudes que podemos proclamar en esta celebración por el camino que hemos ido recorriendo con el esfuerzo generoso de tantas personas, también tenemos que hacernos cargo de los dolores y clamores que suben desde nuestra historia hacia el Señor. En las últimas décadas hemos vivido como país un intenso proceso marcado por:

- la recuperación de la democracia como forma de convivencia social y política; ha sido un primer paso significativo, el cual es necesario cuidar y profundizar a través de una convivencia verdaderamente democrática que sea honrada por la participación de los ciudadanos y donde sea dignificada la actividad política y de servicio público. A todos nos corresponde la noble tarea de cuidar y desarrollar la convivencia democrática; los episodios de violencia de estas semanas y la dramática muerte de un noble servidor público son hechos que nos duelen hondamente y que debemos desterrar de nuestra convivencia nacional.

- un segundo paso importante vivido en estas últimas décadas, es que hemos podido ser significativamente un país que se desarrolla y crece en diversos ámbitos de la vida nacional, particularmente en lo económico; se trata, entonces, de seguir creciendo hacia un desarrollo cada vez más humano;

- hay un tercer paso en el que es preciso reconocer que aún nos falta profundizar y nos queda mucho camino por recorrer, se trata de la construcción de una sociedad más equitativa, más justa, donde todos los bienes y beneficios estén mejor repartidos y al servicio de todos, particularmente de los que más los necesitan.

Este tercer paso en el caminar que vivimos como país es, en realidad, el decisivo y en virtud del cual tienen sentido los pasos anteriores, pues de poco nos serviría una democracia que no es capaz de generar más justicia social, y de poco nos serviría un mayor crecimiento del que sólo algunos se benefician y engendran nuevas y mayores injusticias. Tal es la perspectiva que señalábamos los Obispos en la última declaración del Comité Permanente de la Conferencia Episcopal, haciéndonos cargo de las palabras de San Alberto Hurtado que nos decía que “sin justicia social, no hay democracia integral”.

Hermanas y hermanos, si nuestra historia ha sido y es un lugar privilegiado del encuentro con Dios y donde Él se nos da a conocer, entonces el desafío de la justicia social, el llamado a construir una sociedad más equitativa debemos acogerlo como un llamado y misión que el mismo Dios nos confía al escuchar los clamores de su pueblo. Es pues, una tarea en la que todos hemos de empeñar nuestros mejores esfuerzos y, particularmente, para los católicos se juega aquí -de manera particular- una verificación de nuestra fe en Dios. En el camino al Bicentenario de nuestra Independencia nacional, todos tenemos que trabajar -y aprender a trabajar juntos- para que Chile no sea una tierra de esclavitud para ninguno de sus hijos.

3.- El desafío de la comunión

Sirviendo la misión de Pastor que el Señor me confió, me correspondió ayudar a abrir la conciencia de muchos en nuestro país al desafío de la equidad y de mayor comunión señalando la necesidad de un “salario ético” como un imperativo de justicia para nuestro país y una urgencia para la necesaria paz social.

Quisiera, en primer lugar, agradecer la acogida que ha recibido nuestro planteamiento. Lo hago valorando todo lo que muy sinceramente se hace desde los diversos actores implicados -los trabajadores, los empresarios, los diversos centros de estudios, las autoridades- por enfrentar este urgente asunto con sentido de justicia y responsabilidad social. La reciente creación de una Comisión Especial por la Equidad, por parte de la Sra. Presidenta de la República, es un hecho social de relevancia.

Hemos intervenido en este asunto porque nos interpela el Evangelio y nuestra conciencia de ciudadanos. No lo hacemos como técnicos en la materia, pues no lo somos. Lo hacemos, tal como lo señalamos los Obispos en nuestra última declaración, “porque a la conciencia cristiana de Chile no le puede resultar indiferente el sufrimiento de tantos hombres y mujeres -trabajadores, jubilados, pensionados y montepiados-, que no logran vivir con dignidad si no acceden a un ingreso que permita a una familia satisfacer sus necesidades básicas acordes con la naturaleza de quienes son hijos de Dios” .

Al plantear este grave problema que, si bien aqueja al conjunto de nuestra sociedad, lo sufren los más pobres, no somos más que el eco de la Palabra de Dios que nos interpela cuando dice: “Miren, el salario de los obreros que segaron sus campos y que no han pagado está gritando, y los gritos de sus segadores han llegado a los oídos del Señor” (Sant 5, 4). La Doctrina Social de la Iglesia se nutre de la Palabra del Señor y de la tradición de los Padres de los primeros siglos, así como de las encíclicas sociales de los Papas y del testimonio de los santos, ocupando entre ellos un lugar central para nosotros el testimonio de San Alberto Hurtado. De ella emerge con claridad la responsabilidad social de todos los católicos y el deber de los Pastores de proponerla a todos y de colaborar para que el conjunto de la sociedad de pasos de mayor justicia y fraternidad.

Como creyentes en Jesucristo lo que nos interesa es la comunión de los seres humanos con Dios y entre sí. ¿Cómo podríamos ser creyentes en el Dios que es comunión de amor del Padre y el Hijo y el Espíritu Santo si no somos los obreros de la comunión entre los seres humanos y de éstos con Dios? Esa es nuestra vida y nuestra vocación como Iglesia, tal como lo acaba de señalar la reciente Vª Conferencia del Episcopado Latinoamericano, celebrada en Aparecida (Brasil): somos una comunidad de discípulos y misioneros, para que nuestros pueblos tengan vida en Él.

Por esta misma razón, los creyentes en Jesucristo tenemos la misión de estar allí donde la común-unión en cualquiera de sus formas es amenazada y, por tanto, menoscabada la dignidad del ser humano. Allí es misión de la Iglesia defender esa dignidad humana y anunciar el designio de común-unión que Dios tiene para todos los hombres y mujeres. En ocasiones hemos tenido que hacerlo a causa de graves violaciones de los derechos humanos; en otras ocasiones cuando el derecho a la vida es amenazado, especialmente en los más pequeños e indefensos a causa del aborto; en otras, cuando hay políticas públicas que debilitan a la familia o no contribuyen a una real educación de niños y jóvenes. Del mismo modo, nuestro llamado a todos los sectores de la sociedad a buscar un “salario ético” se inserta en esta corriente de promoción de la dignidad humana que anima al designio de comunión entre Dios y los hombres.

De esta manera, queremos volver a llamar a todos los actores sociales involucrados a trabajar buscando las formas y los medios para una mejor distribución de los bienes y asegurar que todos los trabajadores de nuestro país puedan recibir un salario del que nadie se avergüence, tanto de pagar, como de recibir. En realidad, y sin eufemismos, ¡lo mínimo para que un salario sea mínimo es que sea ético, si no es así significa que estamos viviendo en una sociedad inmoral!

Renovamos este llamado porque nos anima la convicción, como lo señalamos en la última declaración del Comité Permanente de la Conferencia Episcopal, “que las decisiones económicas y las políticas públicas deben estar siempre motivadas por el bien de las personas, considerando de un modo privilegiado a los más vulnerables, a los más pobres. No podemos resignarnos a aceptar la inequidad y la injusticia social como datos de la realidad. No podemos separar la ética de la vida ni de la economía” .

Llegamos así a la cuestión de fondo en lo que se refiere a la búsqueda de consensos y de comunión que necesita nuestro país para ser “patria”, es decir, una casa paterna, para todos sus hijos. Me refiero a la necesidad de crecer todos en la convicción -y, por cierto, en las consecuencias prácticas- de que la pregunta ética atraviesa todas las dimensiones de nuestra vida, puesto que se trata de la pregunta por el Bien y por lo bueno que todos deseamos y buscamos, aunque a veces erremos el camino de la búsqueda y de su realización.

La cuestión urgente del “salario ético” es preciso, entonces, que la situemos en su contexto más amplio, el cual sí nos permitirá avanzar como un país que es patria para todos. Se trata de que abordemos como un real desafío social -en nuestro camino al Bicentenario- la tarea de repensar desde la responsabilidad ética qué nos corresponde a cada uno, qué país queremos, qué tipo de sociedad queremos vivir, qué tipo de desarrollo buscamos, qué tipo de crecimiento deseamos, qué tipo de empresas queremos desarrollar, qué tipo de conocimientos queremos promover, qué tipo de vida política y de políticos deseamos, qué modo de relacionarnos queremos cultivar; en una palabra, qué Chile queremos vivir nosotros y qué futuro queremos entregar a las próximas generaciones…

Sólo desde una clara aspiración al Bien y desde una sólida base valórica podremos hacer una patria para todos. Quisiera citar al respecto lo señalado por el Papa Benedicto XVI al inaugurar la Conferencia del Episcopado Latinoamericano en Aparecida: “las estructuras justas son, como he dicho, una condición indispensable para una sociedad justa, pero no nacen ni funcionan sin un consenso moral de la sociedad sobre los valores fundamentales y sobre la necesidad de vivir estos valores con las necesarias renuncias, incluso contra el interés personal” .

Desde nuestra fe en Dios, Señor de la historia, los católicos estamos llamados a colaborar en este diálogo ético, en la necesaria y compleja búsqueda de consensos, y en el testimonio de vida de los valores fundamentales del respeto a la persona humana, del valor de la vida, de la infatigable búsqueda de la justicia social, del diálogo como forma de resolución de los conflictos, de la solidaridad entrañable con los dolores de los pobres y sufrientes. Nuestro Chile puede contar hoy -como ha podido contar en el pasado- con el testimonio y aporte de los católicos en esta tarea fundamental: sabemos que un país que quiera ser como una “casa paterna”, una patria, no se construye sin Dios, sin acoger al Padre común y sin darle una respuesta de fe en la fraternidad. Ahí está y estará siempre nuestro compromiso evangelizador en medio de la vida e historia de nuestro querido Chile.

4.- Nuestra responsabilidad

En el Evangelio que hoy hemos proclamado se nos recuerda que en medio de los complejos desafíos de la historia, el Señor nos hace responsables de las situaciones, asegurando su presencia, pero invitándonos a actuar nosotros. En realidad, la situación de los discípulos era casi desesperada: como alimentar a una multitud en un lugar despoblado y sin medios suficientes para ello. La respuesta de Jesús es un desafío a la libertad y responsabilidad de los discípulos: “denles ustedes de comer” (Mc 6, 37).

El Señor Jesús sale a nuestro encuentro en los desafíos de nuestra historia, invitándonos a dar una respuesta que signifique un mayor crecimiento en la común-unión. La respuesta de los discípulos del Evangelio era tan pequeña, tan desproporcionada con las necesidades de la multitud hambrienta -¡sólo tenían cinco panes y dos peces!-, pero al mismo tiempo, ¡era tan verdadera, pues entregaban lo que tenían sin buscar soluciones personales! Esa respuesta de los discípulos del Evangelio que entregan sus cinco panes y dos peces, nos abre una pista por donde podemos avanzar atreviéndonos a entregar lo que cada uno es y tiene para el bien de todos. Y lo que es más importante aún, sólo desde esa respuesta de los discípulos el Señor puede multiplicar los esfuerzos de la generosidad humana que Él mismo ha despertado.

En el camino de ir avanzando hacia una sociedad más equitativa, hay diversos grupos que nos abren camino, poniendo con generosidad sus cinco panes y dos peces. Quisiera destacar y agradecer a los jóvenes de nuestro país que si bien, a veces, nos resultan tan distintos e incluso poco integrados a los cauces más habituales de participación ciudadana, han ido manifestándose como un grupo social preocupado por la pobreza de tantos chilenos y por los problemas vinculados a la falta de equidad, han sabido desarrollar -con pocos medios- acciones creativas y organizaciones de voluntariado que aportan soluciones reales. Quisiera animarlos a seguir abriendo un camino nuevo para una mayor justicia en nuestra región y en nuestro país.

Hermanas y hermanos, a todos nosotros nos toca poner nuestros cinco panes y dos peces para la mesa común: esa es nuestra responsabilidad y es, por lo mismo, nuestra oportunidad de construir nuestra historia colaborando en el designio de Dios que quiere y busca la comunión entre todos sus hijos.

Desde la responsabilidad que asumimos de ser verdaderos colaboradores del designio de Dios, le decimos “¡Quédate con nosotros, Señor!” ……


- ¡Quédate con nosotros Señor!.
Acompáñanos en nuestro
peregrinar por Chile,
para que esta Patria amada
que es de todos, llegue
a ser verdaderamente una copia feliz del Edén.

- ¡Quédate con nosotros Señor!
y regálanos un corazón abierto
y sensible a las necesidades
de los más pobres y sufrientes, para que
con sabiduría, audacia y
prudencia encontremos los
caminos más adecuados
para hacer de Chile una
nación más justa, equitativa
y fraterna.

- ¡Quédate con nosotros Señor!
Quédate en nuestras familias
Y fortalécelas en el amor y en la unidad. Quédate
Señor con nuestros niños y
jóvenes, promesa y esperanza
del hoy y del mañana. Dáles
generosidad y nobleza para
servir y amar. Quédate Señor
con nuestros ancianos y enfermos,
dáles fortaleza y cercanía fraterna.

- ¡Quédate con nosotros Señor!
Quédate en nuestros campos,
Bendice a quienes
día a día, cultivan
la tierra con esfuerzo. Quédate
en la profundidad de
nuestras minas y acompaña
a quienes extraen la riqueza
del cobre y otros minerales
para contribuir al bienestar
de todos los chilenos. Quédate
con todos los que trabajan por el desarrollo
y el progreso de Chile.

- ¡Quédate con nosotros Señor!
quédate en el corazón y
en las decisiones de nuestras
autoridades, en sus diversos
niveles, para que promuevan
siempre, el bien común, la
dignidad de todos, el respeto
por cada persona, la unidad
de nuestro pueblo.

Sí, Señor, ¡quédate con nosotros!.
porque nuestra vida y nuestra historia sólo
se puede comprender y
vivir en plenitud a partir
de Ti y solo viviendo en
relación contigo nuestra vida
será verdadera, digna,
libre y justa.


A ti, Señor de la Vida y de la Historia, honor y gloria por los siglos de los siglos.

Amén.


† Alejandro Goic Karmelic
Obispo de Rancagua


Rancagua, septiembre 18 de 2007