viernes, 23 de noviembre de 2007

PADRE JOSE LUIS CASTRO PALOMINO





Estimados (as ) :

Como católico, miembro de la pastoral del trabajador, me uno al luto de nuestra Iglesia Diocesana por el fallecimiento del sacerdote José Luis Castro Palomino, presidente de la Fundación Caritas y Acción Social de esta diócesis El Padre José Luis falleció en horas de la pasada noche del domingo ( 18 de Noviembre ), como consecuencia de un infarto al corazón.

El padre José Luis tenía 61 años y era párroco de San Vicente de Tagua Tagua desde enero del presente año.

Desde su ordenación en 1972, este querido sacerdote asumió responsabilidades diocesanas como director de la Pastoral Juvenil, formador y, posteriormente, rector del Seminario Mayor Cristo Rey de la diócesis, cargo que desempeñó con inteligencia y vocación. “En aquellos años -nos decía un sacerdote formado en ese tiempo- el padre José Luís nos educó en el ejercicio de la libertad. Nos enseñó a asumir la responsabilidad de nuestros actos. A practicar la no violencia en la defensa de nuestras creencias”.

En 1986 dejó el seminario y, más tarde, asumió como párroco de Nancagua, donde permaneció 17 años.

Su preocupación por los sacerdotes ancianos lo llevó a trabajar fuertemente por la Villa Sacerdotal y la solidaridad parroquial.

En octubre de 2005 fue nombrado por el Obispo Diocesano, monseñor Alejandro Goic, presidente de la Fundación Caritas y Acción Social de la diócesis. En estos cortos dos años, el padre José Luís ha dejado su impronta de hombre recto y visionario. Gran impulsor de la Doctrina Social de la Iglesia, promocionó en la diócesis la vivencia de la solidaridad con múltiples acciones como el Mes de la Solidaridad. Fortaleció la ayuda a estudiantes de educación superior. Reforzó la Campaña Cuaresma de Fraternidad, la vivencia de la caridad en el tiempo de Adviento, el apoyo a las pastorales de Drogadicción y de Salud y la alianza con el Fondo Esperanza, con el propósito de, a través de los micro créditos, sacar de la pobreza a 3 mil 500 familias de la región, de aquí al 2010.

Las personas que compartimos con él trabajo, ilusiones y fe, podemos decir que fue una bendición conocerlo. Podemos dar gracias a Dios por el padre José Luis. Su testimonio seguirá impulsando nuestro día a día, en el propósito de construir una sociedad más justa y solidaria.

Sus funerales se realizaron, el día martes 20 de noviembre, a las 18 horas, en la parroquia de Nancagua.

Fuente : Transcripción tomada del sitio de la Iglesia Diocesana de Rancagua ( www.iglesia.cl/rancagua )


domingo, 18 de noviembre de 2007

RESPONSABILIDAD CRISTIANA

Estimados ( as )

Ayer, mirando las noticias de EWTN ( canal internacional católico ), sentí una emoción muy`especial, mezcla de orgullo, emoción y responsabilidad.
Lo anterior, en base a dos noticias :

1.- Con motivo del Día de Acción de Gracias ( Estados Unidos ), el conductor, reconoció la necesidad de volver al origen de esa costumbre; lo que, entre otros aspectos se orientaba a dar gracias a Nuestro Señor por la Patria .... tal como lo hace CHILE el 18 de Septiembre....

2.- Mas adelante, el conductor del noticiero se refirió a la intervención de Don Alejandro Goic Karmelic, ante la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados.( Por un Chile más humano )... finalizaba la noticia destacando que Moseñor Goic es Obispo de Rancagua. Al escuchar lo último, la emoción y el agradecimiento a Dios, dio paso a un impulso de responsabilidad.

Es cierto hermanos, Nuestro Señor , desde una mirada de eficiencia, a veces tiene mal ojo para elegir a sus discípulos ,,, pero .. con su gracia y la conversión de nuestros corazones puede hacer milagros. ( me miro a mi mismo y me queda absolutamente claro lo expresado ).

Responsabilidad de cerrar filas al lado de nuestro Obispo, responsabilidad de evangelizar nuestra tierra, responsabilidad de trabajar por nuestros compatriotas que se debaten en la miseria.

Que el Señor Jesús nos regale su compañía y la de sus Santa Madre .. Nuestra Señora y Madre.

Con afecto

Christian Gautier Vallette
Pastoral del Trabajador Diócesis de Rancagua

miércoles, 7 de noviembre de 2007

POR UN CHILE MAS HUMANO

Estimados amigos ( as ) :

Me es grato transcribir la intervención de Don Alejandro Goic Karmelic, Obispo de Rancagua y Presidente de la Conferencia Episcopal de Chile, ante la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados.

1. Misión de la Iglesia hoy
2. La familia, problema número uno de Chile
3. Normas nacionales sobre la regulación de la fertilidad

1. Misión de la Iglesia hoy¿Cuál es la misión de la Iglesia?


La misión esencial de la Iglesia es la evangelización. Anunciar a Jesucristo y su Evangelio: “Felices los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen” (Lc. 11,28)La Iglesia, tiene pues esta gran tarea: anunciar a Jesucristo y su Evangelio. Ayudar a los seres humanos al encuentro con Dios, que es, creemos, el camino para la mayor plenitud y felicidad del ser humano. De ahí que la acción de la Iglesia es eminentemente pastoral. Tal misión la lleva a preocuparse por los problemas reales que afectan al conjunto del pueblo. Conceptos como la inalienable dignidad de la persona desde su origen hasta su fin; la igualdad de todos en su naturaleza personal; el respeto irrestricto a los derechos fundamentales de la persona humana; la convivencia social basada en la verdad, en la libertad, en la justicia, en el amor, en el perdón y la misericordia; la preocupación real y efectiva por la dignificación de los más pobres y desvalidos, el espíritu de servicio honesto y responsable y la búsqueda del bien común, por parte de aquellos que tienen responsabilidades en el tejido social del país, etc., son, por lo tanto, temas que preocupan a la Iglesia, en fidelidad al mandato del Evangelio.A esta misión esencial – anunciar el Evangelio e iluminar la realidad con la ética del Evangelio – quiere ser fiel la Iglesia. La Iglesia no tiene otra pretensión. Sabe perfectamente que su misión es esencialmente religiosa, pero ligada fuertemente a la realidad histórica por el misterio de Dios hecho hombre en Jesucristo. Desde entonces, nada de lo humano puede ser ajeno a la Iglesia. Hay quienes quieren reducir a la Iglesia a lo íntimo, a la esfera de lo privado, a excluir a Dios de la vida social. “Una sociedad que excluye conscientemente a Dios y lo relega totalmente a lo privado se autodestruye” (Benedicto XVI).La Iglesia anuncia a Cristo y su Evangelio, pero “la Iglesia no puede ni debe emprender por cuenta propia la empresa política de realizar la sociedad más justa posible. No puede ni debe sustituir al Estado. Pero tampoco puede ni debe quedarse al margen en la lucha por la justicia. Debe insertarse en ella a través de la argumentación racional y debe despertar las fuerzas espirituales, sin las cuales la justicia, que siempre exige también renuncias, no puede afirmarse ni prosperar. La sociedad justa no puede ser obra de la justicia, sino de la política. No obstante, le interesa sobremanera trabajar por la justicia esforzándose por abrir la inteligencia y la voluntad a las exigencias del bien.La Iglesia no puede sino interesarse sobremanera en trabajar por la justicia; por eso en aquellas cuestiones que tocan la vida de la sociedad y su ordenamiento se trata, pues, que la Iglesia entre en diálogo “a través de la argumentación racional”.La fe no se impone, se propone. Finalmente, es un don de Dios. Pero, en la óptica que he señalado, los creyentes tenemos nuestro derecho y nuestro de deber de aportar a la construcción de la Patria.

2. La Familia, problema número 1 de Chile


Quiero traer al recuerdo la última entrevista pública de un pastor extraordinario y de un chileno excepcional, como fue el Arzobispo y monje carmelita don José Manuel Santos Ascarza, recientemente fallecido. En la revista Ercilla, en septiembre de 2005 él señaló:“Son impresionantes las encuestas, por lo vergonzosas. Fíjese que en el año 2002, el 50,5% de los niños nacieron fuera del matrimonio. Es decir, la mitad de los niños chilenos no saben lo que es papá y mamá. Esa es la tragedia. Es macabro (…)El trabajo que debe hacerse por la familia es fundamental, porque es la base de una sociedad. Si la mitad de los niños chilenos no saben lo que es una familia; no saben lo que es papá y mamá… ¿Se imagina el hogar que van a formar el día de mañana? Creo que ese es el problema central de Chile, y nadie habla de él”.Coincido plenamente con él: el problema número uno de Chile es la familia. Y aquí quiero hablar no sólo como pastor de la Iglesia Católica. Ustedes y la opinión pública conocen el valor que la Iglesia asigna a la familia. Aquí quiero hablar como un chileno más, que ama a su Patria y quiere lo mejor para su tierra.Que la familia en nuestra Patria vive una crisis profunda es una realidad incuestionable. Recordemos algunas dolorosas realidades: más del 50% de los niños en Chile nacen fuera del marco de una familia, con todo lo que eso significa en la vida afectiva, social, síquica, etc., de los niños. Me impresionó leer en un diario de circulación nacional una breve biografía de cada uno de los jóvenes muertos en la tragedia de P. Montt. Dramas de pobreza, soledad, abandono, llenaron las cortas vidas de esos compatriotas nuestros; la realidad de la violencia familiar que sólo en este año ha destruido más de 50 vidas de mujeres, madres y esposas; la pobreza material de miles de familias chilenas que viven hacinadas en casas de 30 metros cuadrados, sin espacios para una intimidad conyugal humanizadora y plenificadora de la pareja; abusos sexuales de toda índole que destruyen vidas humanas, especialmente de niños y jóvenes; sueldos e ingresos insuficientes en miles de hogares nuestros con la angustia consiguiente de no tener dinero para subsistir; una sexualidad que se banaliza, que se hace irresponsable, alentada directa o indirectamente por organizaciones, y a veces, lamentablemente, por altas autoridades públicas que festinan sobre un aspecto de la vida humana de tanta riqueza y profundidad; la evasión en el alcohol y en la droga, con los consiguientes dramas de delincuencia, tráfico y corrupción que conlleva; la carencia de una educación mejor para los más pobres; el hecho de tantos jóvenes que tienen relaciones sexuales prematuras e irresponsables como una evasión, en medio de una vida sin horizontes y de mucha carencia afectiva, en busca de compensaciones y placer sin importar si existe o no amor, etc.Podría seguir enumerando dramas humanos que afectan a nuestras familias.La familia es “el lugar primario de la humanización de la persona y de la sociedad y cuna de la vida y del amor” (Juan Pablo II – Christifideles Laici, 40)El mayor y primario esfuerzo de Chile en esta hora y de cara al futuro es el fortalecimiento de la familia. La familia, siendo la comunidad natural donde se experimenta y aprende de modo único e insustituible al bien de la sociedad. La familia constituye una escuela fundamental de libertad, pues tiene su origen en la libertad del hombre y de la mujer que se comprometen en un proyecto de mutuo amor y servicioTodo cuanto se haga por cuidar y fortalecer la vida de las familias redundará en bien de todo el país. Una sociedad crece más sana y sólida cuando la estabilidad familiar es adecuadamente protegida; la solidez del núcleo familiar, así como los sistemas laborales que favorecen la adecuada presencia de los padres en la formación integral de sus hijos, redundan en bien de toda la convivencia social.El progresivo descenso de la natalidad en el país, uno de los más bajos del Continente, es un tema preocupante y es necesario preguntarse acerca de las complejas consecuencias futuras de esta tendencia. Formar a los jóvenes en una vida afectiva madura y sana, en una libertad con responsabilidad, es una urgencia de nuestro tiempo. La familia es el espacio privilegiado para ello, ayudada por otras instancias de la sociedad. La educación es otro tema inmenso del momento presente de la Patria. Constituye un ámbito privilegiado para recrear en cada generación los anhelos de verdad, libertad y justicia que animan nuestras vidas y nuestra historia. “La educación es un bien público que debe ser valorado y cuidado por todos los ciudadanos. De la calidad de la educación depende la calidad de vida, la superación de la pobreza, el nivel cultural y la nobleza de las relaciones humanas de un pueblo” (Comité Permanente CECh)

3. Normas nacionales sobre la regulación de la fertilidad


Quiero referirme ahora brevemente a estas Normas que dispuso el Ministerio de Salud, acerca de las cuales la Iglesia en su momento comentó y se pronunció.Los debates y problemas de fondo que han suscitado la dictación de estas NORMAS, están en su gestación. Un tema tan trascendente y fundamental como es el origen de la vida humana ameritaba un gran debate de toda la comunidad nacional y no la imposición de una visión unilateral. Todos sabemos que las dos ONG que prepararon el Documento con el Ministerio de Salud tienen una clara política abortista y que su fin último es obtener que en Chile exista una ley de aborto.Una materia tan delicada ¿no exigía un diálogo con todos los sectores de la sociedad chilena y no sólo con algunos?En agosto del 2006 se realizó el 36º período de sesiones del Comité para la eliminación de toda forma de discriminación de la mujer (CEDAW) El Comité en aquella ocasión señaló, respecto a Chile:• El comité observa que Chile no ha ratificado el Protocolo Facultativo del CEDAW, porque ha habido una intensa campaña comunicacional adversa, encabezada por dos medios de comunicación muy poderosos, y cuyos argumentos han sido la cesión de soberanía que implicaría la aprobación del protocolo y que, entre otras imposiciones, podría obligar al país a legislar para despenalizar el aborto.• El comité observa que en Chile no habría un adecuado reconocimiento y protección de los derechos reproductivos de las mujeres y que existen leyes que prohíben y penalizan toda forma de aborto, lo que afectaría la salud de las mujeres y daría lugar al aumento de la mortalidad derivada de la maternidad.• El organismo “insta” a la revisión de la legislación relacionada con el aborto, con miras a enmendarla para “proporcionar abortos en condiciones de seguridad y permitir la interrupción del embarazo por razones terapéuticas relacionadas con la salud de la mujer, incluida la salud mental”…• El comité observa que respecto del aborto, el gobierno no ha propuesto legislación, pues no habría todavía las condiciones por la resistencia de los medios de comunicación “conservadores”, sectores religiosos y partidos políticos.Debemos decirlo sin eufemismos: aquí hay un imperialismo ideológico y un imperialismo económico. Los poderes políticos y económicos del mundo quieren imponer, especialmente a los países del tercer mundo, su visión ideológica e impedir que más seres humanos participen del banquete de la vida. Las grandes industrias químicas y farmacéuticas hacen un gigantesco negocio promoviendo todos los medios posibles de regulación de la natalidad y también abortivos impidiendo que más vidas humanas existan en nuestro continente. Le conviene al “establishment”.Por supuesto que hay un problema real de embarazos de adolescentes y transmisión del Sida en el país. La Iglesia reconoce la gravedad del problema y plantea la búsqueda de soluciones acordes con la dignidad humana y dentro de una sana antropología.Cuestiona con firmeza la filosofía de las Normas y ciertos medios – como la píldora del día después - de la que hablará mi hermano Fernando Chomalí.Las Normas buscan evitar los efectos del mal y no la causa (de la causa algo he dicho al referirme a los problemas que enfrenta hoy la familia).Buscan resolver los efectos por mecanismos simplemente técnicos al recomendar métodos preventivos y en algunos casos, potencialmente abortivos, que presuponen una actitud permisiva de la causa del problema. La causa está en las relaciones sexuales irresponsables (el reciente episodio en Machalí de dos adolescentes de 12 y 13 años teniendo relaciones sexuales en el aula de clases es elocuente), y es a ésta a la que hay que apuntar si queremos de verdad resolver el problema.El problema de fondo es ¿qué tipo de joven, de mujer, de hombre del mañana se quiere formar?; ¿cuál es la relación entre sexualidad y familia? No se trata solamente de dar informaciones a los jóvenes, que a menudo no vienen dadas ni siquiera con exactitud, con campañas en las plazas públicas y con espectáculos que banalizan y empobrecen la maravillosa realidad de la sexualidad humana.Se señalan técnicas y medios para prevenirse de posibles enfermedades y contagios olvidando toda la dimensión humana y de valores y testimonios de amor. ¡No se tiene confianza en los jóvenes! ¡No se les cree capaces de vivir una sexualidad humanizadora!.El desafío grande, gigantesco, frente a la idolatría del sexo es promover valores de esperanza y de vida, recuperar la dignidad de la persona, especialmente, la dignidad de la mujer. Ella no es objeto de placer que se usa y se bota. Es persona. En clave de fe, tanto la mujer como el varón son hijos de Dios.La visión consumista y materialista, en este campo, como en otros, deshumaniza a la persona y su sexualidad transformándolas sólo en “cosas”. Si queremos una sociedad verdaderamente sana, hagamos de los seres humanos verdaderamente personas y no sólo enseñemos técnicas para que no se infecten. Hacer sólo eso es empobrecer la condición humana, es rebajarla sólo a su animalidad, haciéndole perder su dignidad más profunda.Termino señalando que la defensa de la vida en todas sus etapas, es uno de los valores esenciales de la existencia humana y de todo aquello que salvaguarde su dignidad. Con Benedicto XVI proclamo: “Estos valores, antes de ser cristianos son humanos, por eso ante ellos no puede quedar indiferente y silenciosa la Iglesia, que tiene el deber de proclamar con firmeza la verdad sobre el hombre y sobre su destino” (9-XII-2006).

Muchas gracias.


† Alejandro Goic Karmelic
Obispo de Rancagua
Presidente Conferencia Episcopal de Chile

Valparaíso. Cámara de Diputados, noviembre 6 de 2007.

FUENTE : http://www.iglesia.cl/

sábado, 3 de noviembre de 2007

PUNTO DE VISTA CATOLICO SOBRE LA REENCARNACION

http://www.zenit.org./(ZENIT.org).- Publicamos el comentario del padre Raniero Cantalamessa, ofmcap. --predicador de la Casa Pontificia-- a la liturgia de la conmemoración de todos los fieles difuntos, 2 de noviembre.


Conmemoración de todos los fieles difuntos Sabiduría 3, 1-9; Apocalipsis 21, 1-5.6-7; Mateo 5, 1-12

Enséñanos a contar nuestros días
La conmemoración de los fieles difuntos es la ocasión para una reflexión existencial sobre la muerte. En la Escritura leemos esta solemne declaración: «No fue Dios quien hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de los vivientes... Dios creó al hombre para la inmortalidad; le hizo imagen de su misma naturaleza; mas por envidia del diablo entró la muerte en el mundo» (Sb 1, 13-15. 2, 23-24). Comprendemos de ahí por qué la muerte suscita en nosotros tanta repulsión. El motivo es que ésta no nos es «natural»; así como la experimentamos en el presente orden de las cosas, hay algo ajeno a nuestra naturaleza, fruto de la «envidia del diablo». Por eso luchamos contra ella con todas nuestras fuerzas. Este insuprimible rechazo nuestro hacia la muerte es la mejor prueba de que no hemos sido hechos para ella y de que no puede tener la última palabra. Precisamente sobre esto nos aseguran las palabras de la primera lectura de la Misa: «Las almas de los justos están en las manos de Dios y no les alcanzará tormento alguno».

El temor a la muerte es conflicto en lo más profundo de todo ser humano. Hay quien ha querido reconducir toda actividad humana al instinto sexual y explicar todo con él, también el arte y la religión. Pero más poderoso que el instinto sexual es el del rechazo a la muerte, del que la propia sexualidad no es sino una manifestación. Si se pudiera oír el grito silencioso que brota de la humanidad entera, se oiría un bramido tremendo: «¡No quiero morir!».
¿Por qué, entonces, invitar a los hombres a pensar en la muerte, si ya está tan presente? Es sencillo. Porque nosotros, los hombres, hemos elegido suprimir el pensamiento de la muerte. Fingir que no existe, o que existe sólo para los demás, no para nosotros. Hacemos proyectos, corremos, nos exasperamos por nada, como si en cierto momento no tuviéramos que dejar todo y partir.

Pero el pensamiento de la muerte no se deja arrinconar o suprimir con estas pequeñas tretas. Así que no queda más que reprimirlo o huir de su gravedad con paliativos. Los hombres nunca han dejado de buscar remedios a la muerte. Uno de estos se llama la prole: sobrevivir en los hijos. Otro es la fama. En nuestros días se va difundiendo un pseudo-remedio: la doctrina de la reencarnación.
La doctrina de la reencarnación es incompatible con la fe cristiana, que en su lugar profesa la resurrección de la muerte. «Está establecido que los hombres mueran una sola vez, y luego el juicio» (Hb 9,27). La forma en que se propone entre nosotros, en Occidente, la reencarnación es fruto, entre otras cosas, de un gigantesco equívoco. En su origen la reencarnación no significa un suplemento de vida, sino de sufrimiento; no es motivo de consuelo, sino de terror. Con ella se viene a decir al hombre: «¡Ten cuidado, que si haces el mal, tendrás que renacer para expiarlo!». Es como decir a un encarcelado, al final de su detención, que su pena se ha prolongado y todo debe empezar de nuevo.

El cristianismo tiene algo bien distinto que ofrecer sobre el problema de la muerte. Anuncia que «uno ha muerto por todos», que la muerte ha sido vencida; ya no es un abismo que engulle todo, sino un puente que lleva a la otra vida, la de la eternidad. Y, con todo, reflexionar sobre la muerte hace bien también a los creyentes. Ayuda sobre todo a vivir mejor. ¿Estás angustiado por problemas, dificultades, conflictos? Ve hacia delante, contempla estas cosas como te parecerán en el momento de la muerte y verás cómo se redimensionan. No se cae en la resignación ni en la inactividad; al contrario, se hacen más cosas y se hacen mejor, porque se está más sereno y más desprendido. Contando nuestros días, dice un salmo, se llega «a la sabiduría del corazón» (Sal 89, 12).

[Traducción del original italiano realizada por Zenit

jueves, 1 de noviembre de 2007

S.S. BENEDICTO XVI Y LA SANTIDAD

Este medio día el Papa Benedicto XVI rezó el Ángelus Dominical desde la ventana de su Palacio Apostólico con ocasión de la Solemnidad de Todos los Santos, y destacó que la santidad es una tarea no solo de todos los cristianos si no de todos los hombres.

Al recordar que en los inicios del Cristianismo “los miembros de la Iglesia eran llamados ‘los santos’”, el Santo Padre afirmó que “en efecto, el cristiano ya es santo, porque el Bautismo lo une a Jesús y a su misterio pascual, pero que al mismo tiempo debe llegar a serlo conformándose con Él más íntimamente”.

“A veces se piensa –dijo el Papa- que la santidad es una condición de privilegio reservada a unos pocos elegidos. En realidad, ¡ser santo es la tarea de todo cristiano, de todo hombre!”

Explicando tal afirmación, Su Santidad citó la carta a los Efesios de San Pablo, retomando la frase en que afirma que “Dios desde siempre nos ha bendecido y nos ha escogido en Cristo ‘para ser santos e inmaculados en su presencia en el amor’”.

“Todos los seres humanos están por lo tanto llamados a la santidad que, en última instancia, consiste en vivir como hijos de Dios, en la ‘semejanza’ con Él, según la cual han sido creados. Todos los seres humanos son hijos de Dios, y todos deben llegar a ser aquello que son, mediante el exigente camino de la libertad”.

Más adelante hizo notar como con “sabiduría, la Iglesia ha puesto en estrecha sucesión la fiesta de Todos los Santos y la Conmemoración de todos los fieles difuntos. A nuestra oración de alabanza a Dios y de veneración de los espíritus benditos, se une la oración de petición por cuantos nos han precedido en el pasaje de este mundo a la vida eterna”.

Finalmente el Pontífice recordó que “al centro de la asamblea de los Santos, resplandece la Virgen María, ‘humilde y alta más que toda criatura’. Poniendo nuestra mano en la suya, nos sentimos animados a cminar con mayor fuerza por el camino de la santidad. A Ella confiamos nuestro compromiso contidiano y le pedimos también nuestros seres queridos difuntos, en la íntima esperanza de encontrarnos juntos algún día, en la comunión gloriosa de los Santos”.


Fuente : http://www.aciprensa.com/