domingo, 27 de diciembre de 2009

Un año más de vida y muchas reflexiones


Estimados (as ):

Agradezco al Señor un nuevo 27 de Diciembre ... hoy he cumplido 52 años.

Agradecimiento, gratitud y reflexión son los sentimientos y pensamientos que hoy me acompañan.

Christian Gautier Vallette

domingo, 22 de noviembre de 2009

COLEGIO TERESIANO ...EL FINAL DE UNA ETAPA .


El jueves 18 de Noviembre de 2009, finalice una etapa de mi vida Docente..( 2004 - 2009 )

Con una extraña mezcla de alegría y tristeza mire la sala que quedaba vacía... e imagine las distintas generaciones de alumnos con los que pude interactuar; según los registros del Colegio sobre 40... En todo caso, no me mueven los números…., me mueven los resultados y me motiva la posibilidad de entregar conocimientos y valores.

Recuerdo… muchos Sábados... Viajando temprano a Mostazal; con el cansancio de una semana... Recuerdo la Ermita y la oración... y el cansancio quedaba atrás.

Recuerdo con respeto y cariño… las conversaciones con la Tía Teresa .. Religión, Educación y situaciones del diario vivir.

Recuerdo la amabilidad y compañia de las personas que abrían el Colegio…. Sábado a Sábado.

Recuerdo a los alumnos (as) llegar con distintas vivencias y realidades.

Recuerdo con cariño a cada alumno y alumna de cada promoción.

Recuerdo la presencia real de Santa Teresa .. Mirando su foto .. y sintiendo en mi ser una extraña emoción. Un alma superior, una estrella más en el firmamento del Señor que, nos muestran la perfección de nuestra Iglesia.

He aprendido a querer a Mostazal y.. estoy cierto que, recordaré con cariño mi paso por el Colegio Teresiano.

El día Jueves 18 de Noviembre finalice una etapa de mi vida e inicie otra…

Más allá de la tristeza y la alegría… la serenidad.

Mi agradecimiento al Señor y una oración especial por cada Alumno (a ), Auxiliar, Docente y Directivo del Colegio Teresiano de Mostazal.

Con afecto;

Christian Gautier Vallette

miércoles, 10 de junio de 2009

SANTUARIO DE SCHOENSTATT - MEDITACION DEL PADRE JOSE KENTENICH


Estimados (as)

Hoy, pase a visitar el Santuario de Schoenstatt de mi ciudad ( Rancagua ). Como en otras oportunidades sentì una emoción especial y la gracia que, nos regala Nuestro Señor y Salvador.

¿ Que es un Santuario ?

Con el nombre de santuario se designa una iglesia u otro lugar sagrado al que, por un motivo peculiar de piedad, acuden en peregrinación numerosos fieles, con la aprobación del Ordinario del lugar»
Fuente :
Código de Derecho Canónico, c. 1230.

Luego de lo expuesto, quisiera compartir una reflexión del Padre José Kentenich - Siervo de Dios y fundador del Movimientro de Schoenstatt :

DEBO APRENDER A ALEGRARME DE MI PEQUEÑEZ, DE MIS LIMITES .
DEBO ALEGRARME DE QUE EN COMPARACION CON MIS LIMITES . EL BUEN DIOS SEA TAN GRANDE FRENTE A MI.

Que el Señor Jesús nos bendiga con su compañia.

Christian Gautier Vallette






sábado, 2 de mayo de 2009

EUCARISTIA DIA DEL TRABAJADOR

ESTIMADOS (AS) :

Me permito compartir con Uds., texto de la homilía de la Misa por el Día del Trabajo.


VIVIR EL EVANGELIO DEL TRABAJO HUMANO

Homilía en la Misa por el Día del Trabajo
Catedral de Rancagua, 30 de abril de 2009

Textos bíblicos
Gén. 1,26 – 2, 3
Mt. 13,54 – 58
Queridas (os) hermanas (os):

Como cada año, nos reunimos en las vísperas del Día del Trabajo para orar y reflexionar.
Fue en 1955 que el Papa Pío XII instituyó el 1º de mayo la fiesta de San José Obrero para confiar a su protección a las trabajadoras y trabajadores del mundo entero. La figura de San José, el humilde artesano de Nazaret, nos orienta hacia Cristo, el Salvador de todos, el Hijo de Dios que compartió en todo nuestra condición humana, menos en el pecado.
Como nos decía el Génesis, el hombre y la mujer fueron creados a imagen y semejanza de Dios y Él les encomienda el poder maravilloso de participar en la obra creadora de Dios y de llevarla a su plenitud.

Desde la creación el trabajo es un auténtico valor humano.
Perfeccionar el mundo, dignificar el trabajo humano, hacer participar a todos de los bienes dados por Dios a todos, son consecuencias claras y evidentes del mandato bíblico del Creador.

Jesús en el Evangelio había asombrado a todos por su sabiduría, su cercanía a todas las realidades humanas, por sus signos y milagros.

En Nazaret, su pueblo natal, en cambio, encuentra rechazo, desconfianza, incredulidad. Conocían su origen humilde y la condición social de su familia. Decían con cierto desdén y desprecio: “¿No es éste el hijo del carpintero? Entonces, ¿de dónde le viene todo esto?” (Mt. 13, 55-56). Es mirado en menos. Estos textos bíblicos de hoy nos sugieren tres aspectos para nuestra festividad de San José Obrero y el Día del Trabajo.

1) La dificultad que aún hoy encuentra el anuncio del Evangelio en sectores de nuestra sociedad.
2) La dignidad del trabajo humano, puesto que el mismo Hijo de Dios quiso practicarlo.
3) La solidaridad de Cristo con todos los trabajadores.

Digamos algo de estos tres aspectos.

1) La dificultad que aún hoy encuentra el anuncio del Evangelio en sectores de nuestra sociedad
Jesús, en su peregrinar en este mundo, anunció el Reino de Dios con sus palabras y con su vida. La Buena Nueva de Jesús toca todas las realidades humanas. Nada hay de lo humano que no sea tocado y transformado por Jesús y su Evangelio.

En su época, Jesús por decir lo que dijo y hacer lo que hizo, fue sentenciado y condenado a muerte. Pero el poder de Dios lo resucitó y la muerte ya no tiene dominio sobre Él: es el Eterno viviente.

La Iglesia en la historia humana y hasta el fin de los tiempos, tiene la misma misión de Jesús.
Jesús y su Iglesia defienden la vida humana desde su fecundación hasta su muerte natural. “Tratándose de la defensa de la vida, el ideal democrático es solamente tal cuando reconoce y tutela la dignidad de toda persona humana. Un cristiano debe ser un artesano y testigo de la cultura de la vida y está llamado a defender y privilegiar siempre la vida sin exclusión” (CECh 24-IV-2009).

Jesús y su Iglesia señalan los grandes valores sobre los cuales se ha construido la historia patria y debe seguir construyéndose: “la centralidad de la familia, fundada en el matrimonio; la dignidad de toda vida humana; la solidaridad con los pobres; el derecho y deber de los padres de educar a sus hijos; la libertad religiosa, y otros valores que la Iglesia declara irrenunciables” (CECh 24-IV-2009).

Jesús y su Iglesia hacen una propuesta de sexualidad humanizadora que enaltezca la dignidad de la mujer y del varón, que respete el orden natural de la creación.

No siempre fue comprendido Jesús en sus enseñanzas. No siempre es comprendida su Iglesia hoy en lo que proclama. La Iglesia no está para agradar y halagar a los amos del mundo, sino para señalar la verdad que viene de Dios. Con humilde y firme voz la Iglesia, como Pedro el apóstol señala: “No podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído” (Hechos 4, 20)

2) La dignidad del trabajo humano, puesto que el mismo hijo de Dios quiso practicarlo
La Iglesia santifica hoy la fiesta del Trabajo para proclamar el valor real de esta actividad humana, para aprobar y bendecir la acción de los trabajadores en la lucha que llevan adelante por obtener mayor dignidad, justicia y libertad. Las Encíclicas Sociales, especialmente de Juan XXIII, de Pablo VI y de Juan Pablo II son profundamente luminosas. El magisterio de Benedicto XVI, en múltiples mensajes y homilías actualiza esas enseñanzas.

Recientemente los Obispos de Chile, ante la crisis económica que vivimos señalamos:
“Desde la fe en Cristo resucitado, Señor de la Vida, surge un aspecto esencial para quienes anhelamos vivir las crisis actuales en clave cristiana. Debemos manifestar una preocupación especial por la vida de los pobres. Tampoco escapa a nuestra solicitud la realidad que vive la inmensa mayoría de la clase media de nuestro país. Desde nuestras diócesis conocemos muy bien cómo la crisis está afectando a muchos sectores de sus familias y habitantes. El cierre de fuentes de trabajo, la cesantía que ello significa, el derrumbe emocional de quienes están en esa situación, los tan dolorosos efectos en la vida familiar, la congelación de estudios superiores, la incertidumbre, son sólo algunos dramáticos efectos. Pero la crisis financiera mundial, cuyas nefastas consecuencias percibimos a diario, tiene un origen mucho más grave, que dice relación con el extravío de los valores éticos y la consecuente vida moral. El Papa Benedicto XVI lo dijo con claridad en su encuentro con los sacerdotes de Roma: “Al final, se trata de la avaricia humana como pecado o de la avaricia como idolatría. Nosotros debemos denunciar esa idolatría que se opone al Dios verdadero y que falsifica la imagen de Dios a través de otro dios, el dios dinero”. Queremos invitar a nuestras comunidades a actuar solidariamente, y a los chilenos todos a cuidar responsablemente las fuentes de trabajo. Apelamos a la creatividad y a la responsabilidad social del Estado, de los empresarios y de los mismos trabajadores, para no perder fuentes de trabajo y promover nuevos puestos laborales. Hacemos también un llamado a los docentes de nuestras Universidades y centros de estudios a estudiar en profundidad la actual crisis y a buscar propuestas para una economía que respeten las nociones de equidad, justicia y bien común, y abra camino a los pobres para que vivan conforme a su dignidad humana” (CECh, 24-IV-09)

El costo social de la actual crisis no lo pueden pagar los más pobres. De cara al bicentenario y las próximas elecciones presidenciales y parlamentarias urgen debates verdaderos, claros y transparentes para superar la injusta pobreza de los pobres y construir un país más equitativo y solidario. Es preciso como dice Benedicto XVI “elegir entre la lógica del lucro como criterio último de nuestra actividad y la lógica del compartir y la solidaridad.

3) La solidaridad de Cristo con todos los trabajadores
Cristo comparte la humilde condición del trabajo manual y de hacerse así solidario con todos los trabajadores de todos los tiempos, sobre todo los más débiles y pobres, que son los más expuestos al desgaste de la fatiga física, del abuso deshonesto e injusto. Esa vida y elección de Cristo es el fundamento de la solidaridad de la Iglesia y de todo creyente con los más pobres y los más humildes. ¡Es una exigencia del Evangelio! ¡Es una exigencia de nuestra fidelidad a Cristo!
Chile, nuestra amada Patria, requiere avanzar mucho más en justicia social, especialmente desde la perspectiva de los trabajadores. El diálogo empresa-trabajadores no es lo suficientemente fluido, equilibrado. De los casi 8 millones de trabajadores, solo el 13,5% está organizado sindicalmente, menos del 10% puede negociar colectivamente.
La enseñanza social de la Iglesia “reconoce la función fundamental desarrollada por los sindicatos de trabajadores, cuya razón de ser consiste en el derecho de los trabajadores a formar asociaciones o uniones para defender los intereses vitales de los hombres empleados en las diversas profesiones” (Compendio Doctrina Social de la Iglesia, 305).

La organización de los trabajadores es fundamental para defender sus legítimos intereses: una organización que trabaje por la dignificación de todos, libre de toda tutela de partidos políticos, que se esfuerce por la justicia social, por los derechos de los hombres de trabajo. Es una lucha a favor del justo bien, no es una lucha contra los demás (Doctrina Social de la Iglesia, 306).
El sindicato es un medio para la solidaridad y la justicia.

Oremos, hermanas y hermanos, al presentar ahora nuestros dones y ofrendas, nuestras herramientas de trabajo, el pan y el vino. Cristo se hace presente en medio nuestro, nos alimenta con el Pan de Vida que es Él mismo y nos llama e invita a vivir el Evangelio del trabajo humano.
A Él, el honor y la gloria, por los siglos de los siglos. Amén.

† Alejandro Goic Karmelic
Obispo de Rancagua


Rancagua, 30 de abril de 2009.

domingo, 29 de marzo de 2009

UN GESTO DE MISERICORDIA

Una vehemente discusión ha surgido en torno a la decisión de Benedicto XVI de poner fin a la pena de excomunión de cuatro obispos consagrados por el Arzobispo Lefebvre. Hoy, nuestro Obispo Diocesano, monseñor Alejandro Goic, nos habla de esta decisión tomada por el Santo Padre.

Monseñor, la remisión por parte de Benedicto XVI de la excomunión a cuatro obispos lefebvristas provocó tanto revuelo que el Santo Padre envió una carta a todos los obispos argumentando su decisión. Explíquenos, por favor, cómo se generó esta situación.

- En el año 1988 el arzobispo de origen francés Marcel Lefebvre, que había sido un gran misionero en África, desconociendo las orientaciones del Concilio Vaticano II, y sin mandato del Papa, consagró a cuatro sacerdotes como obispos y se generó este llamado movimiento lefebvrista. Ningún obispo puede consagrar a otro sin la autorización explícita del Santo Padre. Es el Papa quien, según las leyes de la Iglesia, nombra a los obispos y por mandato del él lo consagran otros obispos. Y por eso se produjo lo que se llama un cisma, es decir, una separación de Lefebvre ya fallecido, los cuatro obispos consagrados por él de manera ilegítima y todo el movimiento de gente que los ha seguido y de alguna manera están y estaban fuera de la Iglesia. Por lo tanto, la carta que el Papa nos mandó a todos los obispos nace en ese contexto. Él por una actitud de misericordia, levanta la excomunión que pesaba sobre estos cuatro obispos, sucesores de monseñor Lefebvre.

¿Cree Ud. que la decisión de Benedicto XVI tiene que ver con un acto de misericordia y un concepto de Iglesia en la que todos cabemos?

- Yo creo que, sin duda, que la actitud de la misericordia es una actitud fundamental del Evangelio, pero siempre la unidad de la Iglesia Católica está en el sucesor de Pedro, hoy Benedicto XVI. Estas personas, en conversaciones privadas con un cardenal que estaba a cargo de dialogar con ellos, manifestaron su deseo de volver a la comunidad con la Iglesia y, en ese contexto, lo que hace el Santo Padre es simplemente levantarles la pena de excomunión, es decir, que vuelven al seno de la Iglesia Católica, pero actualmente ellos no tienen ninguna responsabilidad pastoral, se sigue estudiando su situación. Lo que es evidente es que si ellos quieren volver en plenitud a la Iglesia católica, tienen que asumir la fidelidad al sucesor de Pedro y tienen que asumir el Concilio Vaticano II en toda su plenitud. Este gesto, como lo dice el Papa en su carta, fue posible después que los interesados reconocieran, en línea de principios, al Papa y su potestad de Pastor, a pesar de que todavía subsisten algunas diferencias en lo doctrinal, que justamente será materia de estudio, pero la Iglesia Católica para mantener su unidad tiene que estar en comunión con el sucesor de Pedro.

¿Cree Ud. que esta decisión del Papa fue mal interpretada? ¿Por qué?

- La carta que el Papa nos mandó con fecha 10 de marzo a todos los obispos y que ha conocido la opinión pública, da las razones por las cuales actuó y que brevemente he explicado. Es evidente que en algunos sectores eclesiásticos, sobre todo en las iglesias de Europa, fue mal interpretada, porque se pensó que esto iba a conllevar una especie de claudicación de la doctrina del Concilio Vaticano II. El Papa deja muy claro que el Concilio Vaticano conserva su plena validez y, además, la situación se agravó porque uno de los cuatro obispos excomulgados negó el holocausto judío, colocando en una situación muy delicada la relación entre el judaísmo y el cristianismo, que la Iglesia Católica venía trabajando durante décadas, para llegar a una relación de fraternidad. Fueron, por lo tanto, esas declaraciones de un obispo que recién había recibido el perdón del Papa, que provocaron esta mala interpretación y esta cierta desazón en algunos episcopados del mundo, pero la carta del Papa explica, con una humildad impresionante, lo que aconteció. Todo buen católico tiene que orar por el Papa, porque él es el principio y fundamento de la unidad visible de la Iglesia, con su Señor Jesucristo y, por lo tanto, tenemos que orar más que nunca para que Dios bendiga e ilumine al Santo Padre Benedicto XVI.

FUENTE: Palabras del Pastor -
www.iglesia.cl/rancagua


viernes, 20 de febrero de 2009

BEATO TOMAS REGGIO


Nació en Génova (Italia) el 9 de Enero de 1818 de una familia noble. Aunque se podría prever para él una carrera brillante, a los 20 años decidió ser sacerdote dejando todo atrás.

"Quiero hacerme santo, cueste lo que cueste", dirá Tomás en el momento en que su opción si llegó a ser definitiva.

Recibió la Ordenación Sacerdotal el 18 de Septiembre de 1841 y, con apenas veinticinco años, fue nombrado vice-rector del Seminario de Génova y sucesivamente rector del Seminario de Chiávari. En este servicio se dedicó con valor a la formación de los futuros sacerdotes para que estuviesen dispuestos a comprometer la propia vida, sin recelos, por Dios y por la iglesia.

Precisamente en cuanto dirigía el Seminario, desenvolvió una intensa actividad como jornalista y fue uno de los cofundadores del primer periódico italiano católico, preocupándose en defender la fe y los principios auténticos del cristianismo.

En 1865, durante la campaña electoral, el "Estandarte católico" – así se llamaba el periódico - condujo la lucha para promover listas de candidatos católicos y pensó en crear un partido católico.

La idea era demasiado audaz, y cuando en 1874 el "non expedit" sonaba claramente y los católicos fueron invitados a no votar, el Padre Tomás "intuyó" que su periódico no podría continuar. Acató las órdenes de los superiores y prefirió estar en sintonía con el Papa y la Iglesia; apenas expuso su pensamiento cuando fue consultado por la Santa Sede.

En 1877 fue consagrado Obispo de Ventimiglia, diócesis muy pobre: lo cubrió varias veces, fue pastor clarividente y verdadero guía espiritual de su rebaño, convocó tres sínodos en quince años, creó nuevas parroquias, renovó la liturgia y se esforzó por mantener el patrimonio artístico de las Iglesias.

En 1878 fundo la Congregación de las Religiosas de Santa Marta, que tenían por finalidad “responder a las necesidades de todos los tiempos”. Pidió a las hermanas que acogiesen a los más pobres entre los pobres “como Marta, que tuvo la ventura de servir a Jesús con el humilde trabajo de sus manos”. Estas religiosas aprendieron de ella a adorar en silencio, a alimentarse de la oración, a encontrar de rodillas las razones de una fe, que hay que descubrir a Cristo en los pequeñitos con los cuales él se identificó.

Cuando, en 1887, un terremoto devasto la Región, Beato Reggio, a pesar de su avanzada edad, se presentó inmediatamente junto a los afligidos por la catástrofe llevándoles ayuda, y después convocó a los párrocos pidiéndoles que lo informasen sobre el Estado de sus parroquias, a fin de providenciar las ayudas que recibía de muchas personas, entre las cuales lectores de varios periódicos.

Fue pródigo, reservando para si apenas su batina y su antiguo reloj, testimonio así que se hizo pobre por su gente. Cuido de modo especial de los muchos huérfanos víctimas del terremoto, inicialmente asistió en algunos centros ya existentes en la ciudad que el creó, más tarde, un orfanato en Ventimiglia entregó al cuidado de las Religiosas de Santa Marta.

En 1892 escribió al Papa: "Pido a Su Santidad que me exonere del cargo episcopal, a fin de poder ser un simple sacerdote para que la diócesis no vaya a sufrir a causa de mi edad y se confié a otro una tarea tan pesada".

La respuesta del Santo Padre fue sorprendente: en Mayo de ese mismo año, Beato. Tomás fue nombrado Arzobispo de Génova. A pesar de sus 74 años de edad y de las dificultades, aceptó humildemente el cargo para cumplir la voluntad de Dios.

Cuando en 1900 la Italia católica decidió consagrar a Dios y a la Virgen el nuevo siglo, Beato. Tomás Reggio invitó a todos los Obispos de la Región a una gran peregrinación al Monte Saccarello, donde se colocó la estatua del redentor. También él partió de Génova en un carruaje de tercera clase, con otros sacerdotes y muchos peregrinos, hasta Triora, pequeña localidad a los pies del Monte. El deseo de proseguir a pie el itinerario de la peregrinación era muy fuerte, más no le fue posible hacerlo, pues un malestar se lo impidió. Fue el inicio de la enfermedad que lo llevaría al término de su vida.

Falleció en la tarde del 22 de Noviembre de 1903, respondiendo a aquellos que se preguntaban si desearía alguna cosa: “Dios, Dios, sólo Dios me basta!”. La respuesta fue la expresión de eso que lo movió siempre.






miércoles, 18 de febrero de 2009

LA MISA

Estimados (as):
Escuche lo siguiente : " En la Misa nos hacemos presente en el Calvario "
Que el Señor Jesús nos regale su compañia.

domingo, 15 de febrero de 2009

CRISIS MUNDIAL : MENSAJE DE CELAM

Estimados (as):

Comparto con Uds., mensaje recientemente difundido por el CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO (CELAM)


“La Presidencia del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), reunida en Bogotá los días 5 y 6 de febrero con los Obispos Directivos de los Departamentos y Centros, y en el espíritu de la Misión Continental, manifiesta su preocupación y solidaridad ante la grave crisis actual. Al mismo tiempo, llama la atención sobre la responsabilidad que tenemos todos: gobernantes, políticos, empresarios, obreros, asociaciones civiles y comunidades religiosas de los diversos credos, en promover la humanización de las estructuras políticas, económicas y de desarrollo, para que estén al servicio del bien común, de la prioridad del trabajo sobre el capital y de la producción sobre las finanzas. Queremos recorrer juntos este camino de amenazas y oportunidades, apostando a los valores de la democracia, la participación y el diálogo.

2.- “Nadie pone un remiendo de tela nueva en un vestido viejo, porque lo añadido hará encoger el vestido y el daño se hará mayor” (Mt 9, 16), palabras del Evangelio que recordó Benedicto XVI en su bendición de Año Nuevo. La referencia hace clara alusión a las medidas que hay que tomar ante la actual crisis económica global. Para el Pontífice, esta crisis pone a prueba el futuro de la globalización. En realidad, la crisis actual no es el resultado de dificultades financieras inmediatas, sino que es una consecuencia del estado de salud ecológica del planeta y, sobre todo, de la crisis cultural y moral que vivimos, cuyos síntomas son evidentes desde hace tiempo en todo el mundo (cf. Benedicto XVI, Homilía del 1 enero de 2009).


3.- A la luz de la llamada del Papa, esta situación alarmante nos interpela doblemente: de una parte, nos compromete a expresar nuestra solidaridad en acciones y obras concretas, que facilite la búsqueda de soluciones a los problemas del desempleo, el hambre, la migración forzosa, el deterioro de la salud y la pérdida de calidad de vida de los pobres, que como siempre son las víctimas más afectadas de las crisis; por otra parte, nos estimula a empeñar los mejores esfuerzos de las universidades e institutos católicos, y de investigadores y agentes de pastoral social, para contribuir a la formulación de un nuevo modelo de desarrollo para América Latina y El Caribe, y de un sistema económico mundial mejor regulado, que elimine la pobreza y promueva la justicia y la solidaridad en nuestro Continente, tristemente el más inequitativo del planeta.

4.- Los obispos de América Latina y El Caribe, reunidos en Aparecida, advirtieron que la globalización comporta el riesgo del fortalecimiento de los grandes monopolios y de convertir el lucro en valor supremo (cf. Documento de Aparecida, n. 60). De ahí la urgente necesidad de que la globalización deba regirse por la ética, poniendo todo al servicio de la persona humana creada a imagen y semejanza de Dios ( Ibíd .). La actual crisis financiera ha puesto de manifiesto el afán excesivo de lucro por encima de la valoración del trabajo y del empleo, convirtiéndolo en un fin en sí mismo.


5.- Esta inversión de valores pervierte las relaciones humanas sustituyéndolas por las transacciones financieras, que debieran estar al servicio de la producción y de la satisfacción de las necesidades humanas. Se ha hecho evidente que la globalización tal y como está configurada actualmente, no ha sido capaz de interpretar y reaccionar en función de valores objetivos, que se encuentran más allá del mercado y que constituyen lo más importante de la vida humana: la verdad, la justicia, el amor, y muy especialmente, la dignidad y los derechos de todos, aún de aquellos que viven al margen del propio mercado (cf. DA , n. 61). La economía internacional ha concentrado el poder y la riqueza en pocas manos, excluyendo a los desfavorecidos e incrementando la desigualdad (cf. DA , n. 62).


6.- Esto lleva a considerar seriamente la necesidad de establecer las bases para un nuevo orden internacional, fundado en nuevas reglas de juego, que también tengan en cuenta los valores del Evangelio y la enseñanza social de la Iglesia, a fin de promover una globalización marcada por la solidaridad y la racionalidad, que haga de este Continente no solo el Continente de la esperanza, sino también del amor (cf. DA, n. 64). Para lograr este propósito, se hace indispensable la presencia y colaboración de todos los hombres y mujeres de buena voluntad, sin discriminación religiosa, cultural, política e ideológica.


7.- Frente al anhelo de construir la paz, una vida más digna y plena para todos y abrir caminos de esperanza a los pobres y excluidos, queremos concluir, haciendo nuestras las preguntas de Benedicto XVI: “¿Cómo no pensar en tantas personas y familias afectadas por las dificultades y las incertidumbres que la actual crisis financiera y económica ha provocado a escala mundial? ¿Cómo no evocar la crisis alimentaria y el calentamiento climático, que dificultan todavía más el acceso a los alimentos y al agua a los habitantes de las regiones más pobres del planeta?” (Discurso a los Miembros del Cuerpo Diplomático, 8 de enero de 2009). Estos cuestionamientos hacen resonar hoy día con mayor vehemencia la dramática pregunta de Dios a Caín que nos afecta a todos, nos interpela y no nos puede dejar indiferentes: “¿dónde está tu hermano?” (Gen 4, 9).


Bogotá, 7 de febrero de 2009

FUENTE 1 . http://www.iglesia.cl

domingo, 8 de febrero de 2009

DON HELDER CAMARA

Estimados (as ) :

Recordando a Don Helder Camara :

«Si doy comida a un pobre, me llaman santo, pero si pregunto por qué es pobre, me llaman comunista».

“Quiero denunciar una vez más ese orden establecido por un desorden estratificado”... ”Tened el coraje de reexaminar a fondo los conceptos de propiedad”. ”La propiedad no es para nadie un derecho absoluto inalienable. Ayudadme a demostrar que cuando alguien tiene más de lo que necesita para vivir no tiene derecho a guardárselo cuando existen otros que ni siquiera tienen lo necesario”.

“Vamos a comenzar a trabajar, si Dios quiere, para lograr una verdadera presión moral liberadora. No os escandalicéis, llegaremos a una presión moral liberadora; es la única manera de evitar la violencia armada y este estado general de desesperación...No nos interesan las minireformas, no resolveremos nada. Necesitamos un verdadero y profundo cambio de estructuras. Y es cierto que para llegar a ese cambio de las estructuras deberemos comenzar por el cambio de las estructuras mentales. Esta es la conversión que nos habla el evangelio”.
“Sólo hombres de visión planetaria y de corazón universal serán instrumentos útiles para el milagro de ser violentos como los profetas, auténticos como el Cristo, revolucionarios como el evangelio, más sin dañar el amor.” Hombre, hermano mío, ¿qué has hecho? No vuelvas la cabeza. ¿Quién quitará esas estructuras que aplastan a millones de hijos de Dios y que llegan a matar más que las más sangrientas guerras?. Es media noche en el mundo...Más ¿cómo olvidar que tú, el Hijo de Dios, en tu encarnación has querido nacer precisamente a media noche?. ¿Cómo olvidar que tanto más bella es la aurora cuanto la noche es más sombría? ¡Cuando Dios ayuda a los niños, hacen temblar a los gigantes!. Porque el amor es más fuerte que el odio.


Don Helder Camara
Nacido el 7 de febrero de 1909, en Fortaleza, Estado de Ceará (Brasil).
Fallece el 27 de Agosto de 1999, en Recife, en el estado de Pernambuco, al nordeste de Brasil,

domingo, 18 de enero de 2009

COMBATIR LA POBREZA, CONSTRUIR LA PAZ

Estimados (as) :

Recomiendo la lectura del presente Mensaje :

Mensaje de su santidad Benedicto XVI

Celebración de la Jornada Mundial de la Paz ( 01.01.2009 )


1. También en este año nuevo que comienza, deseo hacer llegar a todos mis mejores deseos de paz, e invitar con este Mensaje a reflexionar sobre el tema: Combatir la pobreza, construir la paz.
Mi venerado predecesor Juan Pablo II, en el Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de 1993, subrayó ya las repercusiones negativas que la situación de pobreza de poblaciones enteras acaba teniendo sobre la paz. En efecto, la pobreza se encuentra frecuentemente entre los factores que favorecen o agravan los conflictos, incluidas la contiendas armadas. Estas últimas alimentan a su vez trágicas situaciones de penuria. «Se constata y se hace cada vez más grave en el mundo –escribió Juan Pablo II– otra seria amenaza para la paz: muchas personas, es más, poblaciones enteras viven hoy en condiciones de extrema pobreza. La desigualdad entre ricos y pobres se ha hecho más evidente, incluso en las naciones más desarrolladas económicamente. Se trata de un problema que se plantea a la conciencia de la humanidad, puesto que las condiciones en que se encuentra un gran número de personas son tales que ofenden su dignidad innata y comprometen, por consiguiente, el auténtico y armónico progreso de la comunidad mundial».

2. En este cuadro, combatir la pobreza implica considerar atentamente el fenómeno complejo de la globalización . Esta consideración es importante ya desde el punto de vista metodológico, pues invita a tener en cuenta el fruto de las investigaciones realizadas por los economistas y sociólogos sobre tantos aspectos de la pobreza. Pero la referencia a la globalización debería abarcar también la dimensión espiritual y moral, instando a mirar a los pobres desde la perspectiva de que todos comparten un único proyecto divino, el de la vocación de construir una sola familia en la que todos –personas, pueblos y naciones– se comporten siguiendo los principios de fraternidad y responsabilidad.

En dicha perspectiva se ha de tener una visión amplia y articulada de la pobreza. Si ésta fuese únicamente material, las ciencias sociales, que nos ayudan a medir los fenómenos basándose sobre todo en datos de tipo cuantitativo, serían suficientes para iluminar sus principales características. Sin embargo, sabemos que hay pobrezas inmateriales, que no son consecuencia directa y automática de carencias materiales. Por ejemplo, en las sociedades ricas y desarrolladas existen fenómenos de marginación, pobreza relacional, moral y espiritual : se trata de personas desorientadas interiormente, aquejadas por formas diversas de malestar a pesar de su bienestar económico. Pienso, por una parte, en el llamado «subdesarrollo moral» y, por otra, en las consecuencias negativas del «superdesarrollo». Tampoco olvido que, en las sociedades definidas como «pobres», el crecimiento económico se ve frecuentemente entorpecido por impedimentos culturales, que no permiten utilizar adecuadamente los recursos. De todos modos, es verdad que cualquier forma de pobreza no asumida libremente tiene su raíz en la falta de respeto por la dignidad trascendente de la persona humana. Cuando no se considera al hombre en su vocación integral, y no se respetan las exigencias de una verdadera «ecología humana», se desencadenan también dinámicas perversas de pobreza, como se pone claramente de manifiesto en algunos aspectos en los cuales me detendré brevemente.
Pobreza e implicaciones morales.

3. La pobreza se pone a menudo en relación con el crecimiento demográfico . Consiguientemente, se están llevando a cabo campañas para reducir la natalidad en el ámbito internacional, incluso con métodos que no respetan la dignidad de la mujer ni el derecho de los cónyuges a elegir responsablemente el número de hijos y, lo que es más grave aún, frecuentemente ni siquiera respetan el derecho a la vida. El exterminio de millones de niños no nacidos en nombre de la lucha contra la pobreza es, en realidad, la eliminación de los seres humanos más pobres. A esto se opone el hecho de que, en 1981, aproximadamente el 40% de la población mundial estaba por debajo del umbral de la pobreza absoluta, mientras que hoy este porcentaje se ha reducido sustancialmente a la mitad y numerosas poblaciones, caracterizadas, por lo demás, por un notable incremento demográfico, han salido de la pobreza. El dato apenas mencionado muestra claramente que habría recursos para resolver el problema de la indigencia, incluso con un crecimiento de la población. Tampoco hay que olvidar que, desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta hoy, la población de la tierra ha crecido en cuatro mil millones y, en buena parte, este fenómeno se produce en países que han aparecido recientemente en el escenario internacional como nuevas potencias económicas, y han obtenido un rápido desarrollo precisamente gracias al elevado número de sus habitantes. Además, entre las naciones más avanzadas, las que tienen un mayor índice de natalidad disfrutan de mejor potencial para el desarrollo. En otros términos, la población se está confirmando como una riqueza y no como un factor de pobreza.

4. Otro aspecto que preocupa son las enfermedades pandémicas , como por ejemplo, la malaria, la tuberculosis y el sida que, en la medida en que afectan a los sectores productivos de la población, tienen una gran influencia en el deterioro de las condiciones generales del país. Los intentos de frenar las consecuencias de estas enfermedades en la población no siempre logran resultados significativos. Además, los países aquejados de dichas pandemias, a la hora de contrarrestarlas, sufren los chantajes de quienes condicionan las ayudas económicas a la puesta en práctica de políticas contrarias a la vida. Es difícil combatir sobre todo el sida, causa dramática de pobreza, si no se afrontan los problemas morales con los que está relacionada la difusión del virus. Es preciso, ante todo, emprender campañas que eduquen especialmente a los jóvenes a una sexualidad plenamente concorde con la dignidad de la persona; hay iniciativas en este sentido que ya han dado resultados significativos, haciendo disminuir la propagación del virus. Además, se requiere también que se pongan a disposición de las naciones pobres las medicinas y tratamientos necesarios; esto exige fomentar decididamente la investigación médica y las innovaciones terapéuticas, y aplicar con flexibilidad, cuando sea necesario, las reglas internacionales sobre la propiedad intelectual, con el fin de garantizar a todos la necesaria atención sanitaria de base.

5. Un tercer aspecto en que se ha de poner atención en los programas de lucha contra la pobreza, y que muestra su intrínseca dimensión moral, es la pobreza de los niños. Cuando la pobreza afecta a una familia, los niños son las víctimas más vulnerables: casi la mitad de quienes viven en la pobreza absoluta son niños. Considerar la pobreza poniéndose de parte de los niños impulsa a estimar como prioritarios los objetivos que los conciernen más directamente como, por ejemplo, el cuidado de las madres, la tarea educativa, el acceso a las vacunas, a las curas médicas y al agua potable, la salvaguardia del medio ambiente y, sobre todo, el compromiso en la defensa de la familia y de la estabilidad de las relaciones en su interior. Cuando la familia se debilita, los daños recaen inevitablemente sobre los niños. Donde no se tutela la dignidad de la mujer y de la madre, los más afectados son principalmente los hijos.

6. Un cuarto aspecto que merece particular atención desde el punto de vista moral es la relación entre el desarme y el desarrollo. Es preocupante la magnitud global del gasto militar en la actualidad. Como ya he tenido ocasión de subrayar, «los ingentes recursos materiales y humanos empleados en gastos militares y en armamentos se sustraen a los proyectos de desarrollo de los pueblos, especialmente de los más pobres y necesitados de ayuda. Y esto va contra lo que afirma la misma Carta de las Naciones Unidas, que compromete a la comunidad internacional, y a los Estados en particular, a “promover el establecimiento y el mantenimiento de la paz y de la seguridad internacional con el mínimo dispendio de los recursos humanos y económicos mundiales en armamentos” (art. 26)» .

Este estado de cosas, en vez de facilitar, entorpece seriamente la consecución de los grandes objetivos de desarrollo de la comunidad internacional. Además, un incremento excesivo del gasto militar corre el riesgo de acelerar la carrera de armamentos, que provoca bolsas de subdesarrollo y de desesperación, transformándose así, paradójicamente, en factor de inestabilidad, tensión y conflictos. Como afirmó sabiamente mi venerado Predecesor Pablo VI, «el desarrollo es el nuevo nombre de la paz». Por tanto, los Estados están llamados a una seria reflexión sobre los motivos más profundos de los conflictos, a menudo avivados por la injusticia, y a afrontarlos con una valiente autocrítica. Si se alcanzara una mejora de las relaciones, sería posible reducir los gastos en armamentos. Los recursos ahorrados se podrían destinar a proyectos de desarrollo de las personas y de los pueblos más pobres y necesitados: los esfuerzos prodigados en este sentido son un compromiso por la paz dentro de la familia humana.

7. Un quinto aspecto de la lucha contra la pobreza material se refiere a la actual crisis alimentaria , que pone en peligro la satisfacción de las necesidades básicas. Esta crisis se caracteriza no tanto por la insuficiencia de alimentos, sino por las dificultades para obtenerlos y por fenómenos especulativos y, por tanto, por la falta de un entramado de instituciones políticas y económicas capaces de afrontar las necesidades y emergencias. La malnutrición puede provocar también graves daños psicofísicos a la población, privando a las personas de la energía necesaria para salir, sin una ayuda especial, de su estado de pobreza. Esto contribuye a ampliar la magnitud de las desigualdades, provocando reacciones que pueden llegar a ser violentas. Todos los datos sobre el crecimiento de la pobreza relativa en los últimos decenios indican un aumento de la diferencia entre ricos y pobres. Sin duda, las causas principales de este fenómeno son, por una parte, el cambio tecnológico, cuyos beneficios se concentran en el nivel más alto de la distribución de la renta y, por otra, la evolución de los precios de los productos industriales, que aumentan mucho más rápidamente que los precios de los productos agrícolas y de las materias primas que poseen los países más pobres. Resulta así que la mayor parte de la población de los países más pobres sufre una doble marginación, beneficios más bajos y precios más altos.

Lucha contra la pobreza y solidaridad global
8. Una de las vías maestras para construir la paz es una globalización que tienda a los intereses de la gran familia humana. Sin embargo, para guiar la globalización se necesita una fuerte solidaridad global , tanto entre países ricos y países pobres, como dentro de cada país, aunque sea rico. Es preciso un «código ético común», cuyas normas no sean sólo fruto de acuerdos, sino que estén arraigadas en la ley natural inscrita por el Creador en la conciencia de todo ser humano (cf. Rm 2,14-15). Cada uno de nosotros ¿no siente acaso en lo recóndito de su conciencia la llamada a dar su propia contribución al bien común y a la paz social? La globalización abate ciertas barreras, pero esto no significa que no se puedan construir otras nuevas; acerca los pueblos, pero la proximidad en el espacio y en el tiempo no crea de suyo las condiciones para una comunión verdadera y una auténtica paz. La marginación de los pobres del planeta sólo puede encontrar instrumentos válidos de emancipación en la globalización si todo hombre se siente personalmente herido por las injusticias que hay en el mundo y por las violaciones de los derechos humanos vinculadas a ellas. La Iglesia , que es «signo e instrumento de la íntima unión con Dios y de la unidad de todo el género humano», continuará ofreciendo su aportación para que se superen las injusticias e incomprensiones, y se llegue a construir un mundo más pacífico y solidario.

9. En el campo del comercio internacional y de las transacciones financieras , se están produciendo procesos que permiten integrar positivamente las economías, contribuyendo a la mejora de las condiciones generales; pero existen también procesos en sentido opuesto, que dividen y marginan a los pueblos, creando peligrosas premisas para conflictos y guerras. En los decenios sucesivos a la Segunda Guerra Mundial, el comercio internacional de bienes y servicios ha crecido con extraordinaria rapidez, con un dinamismo sin precedentes en la historia. Gran parte del comercio mundial se ha centrado en los países de antigua industrialización, a los que se han añadido de modo significativo muchos países emergentes, que han adquirido una cierta relevancia. Sin embargo, hay otros países de renta baja que siguen estando gravemente marginados respecto a los flujos comerciales. Su crecimiento se ha resentido por la rápida disminución de los precios de las materias primas registrada en las últimas décadas, que constituyen la casi totalidad de sus exportaciones. En estos países, la mayoría africanos, la dependencia de las exportaciones de las materias primas sigue siendo un fuerte factor de riesgo. Quisiera renovar un llamamiento para que todos los países tengan las mismas posibilidades de acceso al mercado mundial, evitando exclusiones y marginaciones.

10. Se puede hacer una reflexión parecida sobre las finanzas, que atañe a uno de los aspectos principales del fenómeno de la globalización, gracias al desarrollo de la electrónica y a las políticas de liberalización de los flujos de dinero entre los diversos países. La función objetivamente más importante de las finanzas, el sostener a largo plazo la posibilidad de inversiones y, por tanto, el desarrollo, se manifiesta hoy muy frágil: se resiente de los efectos negativos de un sistema de intercambios financieros –en el plano nacional y global– basado en una lógica a muy corto plazo, que busca el incremento del valor de las actividades financieras y se concentra en la gestión técnica de las diversas formas de riesgo. La reciente crisis demuestra también que la actividad financiera está guiada a veces por criterios meramente autorrefenciales, sin consideración del bien común a largo plazo. La reducción de los objetivos de los operadores financieros globales a un brevísimo plazo de tiempo reduce la capacidad de las finanzas para desempeñar su función de puente entre el presente y el futuro, con vistas a sostener la creación de nuevas oportunidades de producción y de trabajo a largo plazo. Una finanza restringida al corto o cortísimo plazo llega a ser peligrosa para todos, también para quien logra beneficiarse de ella durante las fases de euforia financiera.

11. De todo esto se desprende que la lucha contra la pobreza requiere una cooperación tanto en el plano económico como en el jurídico que permita a la comunidad internacional, y en particular a los países pobres, descubrir y poner en práctica soluciones coordinadas para afrontar dichos problemas, estableciendo un marco jurídico eficaz para la economía. Exige también incentivos para crear instituciones eficientes y participativas, así como ayudas para luchar contra la criminalidad y promover una cultura de la legalidad. Por otro lado, es innegable que las políticas marcadamente asistencialistas están en el origen de muchos fracasos en la ayuda a los países pobres. Parece que, actualmente, el verdadero proyecto a medio y largo plazo sea el invertir en la formación de las personas y en desarrollar de manera integrada una cultura de la iniciativa. Si bien las actividades económicas necesitan un contexto favorable para su desarrollo, esto no significa que se deba distraer la atención de los problemas del beneficio. Aunque se haya subrayado oportunamente que el aumento de la renta per capita no puede ser el fin absoluto de la acción político-económica, no se ha de olvidar, sin embargo, que ésta representa un instrumento importante para alcanzar el objetivo de la lucha contra el hambre y la pobreza absoluta. Desde este punto de vista, no hay que hacerse ilusiones pensando que una política de pura redistribución de la riqueza existente resuelva el problema de manera definitiva. En efecto, el valor de la riqueza en una economía moderna depende de manera determinante de la capacidad de crear rédito presente y futuro. Por eso, la creación de valor resulta un vínculo ineludible, que se debe tener en cuenta si se quiere luchar de modo eficaz y duradero contra la pobreza material.

12. Finalmente, situar a los pobres en el primer puesto comporta que se les dé un espacio adecuado para una correcta lógica económica por parte de los agentes del mercado internacional, una correcta lógica política por parte de los responsables institucionales y una correcta lógica participativa capaz de valorizar la sociedad civil local e internacional. Los organismos internacionales mismos reconocen hoy la valía y la ventaja de las iniciativas económicas de la sociedad civil o de las administraciones locales para promover la emancipación y la inclusión en la sociedad de las capas de población que a menudo se encuentran por debajo del umbral de la pobreza extrema y a las que, al mismo tiempo, difícilmente pueden llegar las ayudas oficiales. La historia del desarrollo económico del siglo XX enseña cómo buenas políticas de desarrollo se han confiado a la responsabilidad de los hombres y a la creación de sinergias positivas entre mercados, sociedad civil y Estados. En particular, la sociedad civil asume un papel crucial en el proceso de desarrollo, ya que el desarrollo es esencialmente un fenómeno cultural y la cultura nace y se desarrolla en el ámbito de la sociedad civil.

sábado, 10 de enero de 2009

DISCIPLINA Y LIBERTAD



Una de las cosas que todos añoramos en nuestra vida es descubrir la libertad verdadera del espíritu. Estamos atados por muchas cosas – por el miedo y por el tratar de proyectar la imagen de nosotros en lo que los otros esperan ver. Creo que la gente sufre una gran frustración porque no pueden ser ellos mismos ni porque tampoco pueden hacer contacto con ellos mismos.

James Joyce describió a uno de sus personajes como a “alguien que vivía a cierta distancia de sí mismo”. Ahora bien, lo que Jesús vino a proclamar es precisamente esta libertad. La libertad de ser nosotros mismos, la libertad de encontrarnos a nosotros mismos por El, con El y en El. Es el camino a tu propio corazón. Es el camino a la profundidad de tu ser donde simplemente eres – donde no tienes que justificarte o disculparte, pero simplemente gozar el regalo de tu ser. La libertad no es sólo liberarnos de cosas. La libertad cristiana no es sólo liberarnos del deseo o del pecado. Somos libres para estar en unión íntima con Dios, que en otra forma de expresarlo, es estar en infinita expansión al Espíritu de Dios.

La meditación es entrar a la experiencia de ser libre para Dios, trascendiendo el deseo, el pecado, renunciando a nosotros mismos; trascendiendo el ego, renunciando a ello, para que todo nuestro ser entero esté totalmente disponible para Dios. Es en esa profunda disponibilidad que nos encontramos a nosotros mismos. Considera estas palabras de Jesús:

Jesús decía a los judíos que habían creído en El: Si permanecéis en mi palabra, seréis en verdad discípulos míos y conoceréis la verdad, y la verdad os librará.

La meditación es simplemente habitar en la revelación, habitar en la misma visión de Dios.

Para meditar debes aprender a estar totalmente quieto y esto es disciplina. Cuando medites debes tomar unos minutos para encontrar una postura cómoda. Ahora bien, a todos nos ha pasado durante la meditación que queremos movernos, pero al no hacerlo, al permanecer quietos, pasamos la primera lección que es la de trascender nuestros deseos y superar esa fijación que tenemos de nosotros mismos. La meditación involucra una disciplina real y esa primera disciplina es la del poder sentarnos y permanecer quietos. Es importante tener cuidado con algunos detalles como utilizar ropa floja, encontrar una silla o un cojín cómodo, para que estés confortable y entres a esta disciplina en total entrega y generosidad.

Luego debes cerrar tus ojos suavemente y empezar a repetir tu mantra :
– Ma-ra-na- tha. El objetivo de repetir la palabra es salirte, gentilmente y poco a poco, de todo lo que te lleva a pensamientos, ideas, deseos, o pecados. De esta forma empiezas a moverte en dirección de la presencia de Dios, volteándote o saliéndote de ti mismo, pero hacia el encuentro con El. Repite la palabra de una forma gentil y suave y repítela de una forma relajada, articulándola en silencio, interiormente, en tu mente: “Ma-ra-na-tha”. Gradualmente, en la medida que sigas meditando, la palabra se arraigará en tu corazón. Esta experiencia de libertad de espíritu es la de unión de mente y de corazón con Dios.

Cuando comiences a meditar tu mente te hará muchas preguntas: ¿Es ésto para mi? ¿Qué significa? ¿Debo hacer ésto? ¿Qué obtendré con ésto? Y así sucesivamente. Debes de renunciar a todas estas preguntas. Debes trascender cualquier auto-pregunta, y debes meditar en la misma actitud que la de un niño en total sencillez. En verdad os digo, si no os volviereis y os hiciereis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Mateo 18,3.

Entonces mi consejo es que digas tu palabra y te alegres de decirla y de permitir el regalo que Dios te da. No exijas. Debemos meditar sin hacer solicitudes o exigencias, sólo con la generosidad de espíritu que nos permite estar presentes tanto en nosotros mismos como en Dios. La meditación es algo muy sencillo. En la medida que medites te irás haciendo más sencillo, y menos complicado. Como lo has de saber, nada de lo que verdaderamente vale en la vida se puede obtener sin haber logrado trascender algo. Cuando renunciamos a nosotros mismos esto nos trae una profunda alegría. Meditar es tener las agallas y la valentía de quitar la atención de nosotros mismos y ponerla totalmente en Dios.

Estamos acostumbrados a vivir en frente de miles de espejos viéndonos a nosotros mismos y constantemente viendo como nos ven otros. La meditación es definitivamente romper con todos esos espejos. Es mirar, no a los reflejos de las cosas o de nosotros mismos. Es mirar a la realidad de Dios y en esa experiencia logramos la expansión al infinito. Esta es la libertad de espíritu. La libertad es el fruto de la disciplina así que si deseas aprender a meditar es absolutamente
necesario que lo hagas todos los días. Cada día de tu vida, cada mañana y cada noche. No hay atajos. No hay cursos rápidos. No hay misticismo instantáneo. Es simplemente un cambio gradual de dirección. Es el cambio en el corazón que ocurre cuando dejas de pensar en ti mismo y empiezas a abrirte a Dios, a su maravilla, a su gloria y a su amor.



PADRE JOHN MAIN, OSB


FUENTE: LA COMUNIDAD MUNDIAL PARA LA MEDITACIÓN CRISTIANA