martes, 8 de enero de 2008

DIAGNOSTICO DE LA CONCIENCIA RELIGIOSA EN CHILE

Amigos de la Red :

Me permito transcribir Comentario de Mons. Alejandro Goic Karmelic, Obispo de Rancagua y Presidente de la Conferencia Episcopal de Chile, en Panel “Diagnóstico de la Conciencia Religiosa en Chile” en el Seminario “Encuesta Nacional Bicentenario UC Adimark: Una Mirada al Alma de Chile 2007”Centro de Extensión UC – 8 de enero de 2007


"Ante todo, junto con agradecer la invitación a participar en este panel, permítanme una palabra para valorar este instrumento que la Universidad Católica junto a ADIMARK ofrecen a la sociedad chilena como un regalo para el Bicentenario. Al abrir el paquete de este obsequio encontramos un espejo. Podrá no gustarnos como nos vemos, pero qué bien nos hace confrontarnos con este espejo de la realidad de este tiempo. Mi gratitud y reconocimiento a quienes han llevado adelante esta iniciativa.Siempre es importante cotejar con los fríos números una realidad que es compleja y que conocemos a diario en nuestra práctica pastoral.
Algunos todavía piensan que los sacerdotes y religiosos vivimos encerrados en burbujas y cada cierto tiempo necesitamos que nos regalen un “baldazo” de realidad. Si bien algunas pocas congregaciones de carisma contemplativo viven su fe retiradas del bullicio contemporáneo -aunque les aseguro que laboran y oran permanentemente informados acerca de lo que ocurre en la Iglesia y en la sociedad-, la inmensa mayoría de las personas que nos hemos consagrado al Señor estamos inmersos en realidades humanas y sociales muy diversas, junto a personas con nombre y apellido, en parroquias y capillas, escuelas, universidades, empresas, poblaciones y condominios, en los packing de la fruta, campamentos, comunidades de base, juveniles, entre tantas otras instancias. Por eso cuando miramos estas cifras con corazón de pastores no podemos dejar de pensar en personas, vivencias, sentimientos, ni tampoco en los grandes procesos que vive este país y que nosotros acompañamos, como parte de este pueblo, proclamando la buena noticia de Jesucristo.
Contemplamos, al leer este estudio, los principales valores que inspiran a nuestra sociedad, algunos intransables como el derecho a la vida que se pone de relevancia en forma transversal frente a la pregunta del aborto, con una fuerte convicción que aumenta. También nos habla de la centralidad de la familia en la vida de los chilenos, y nos muestra aspectos de nuestra identidad, de nuestra convivencia y de nuestras expectativas que en gran medida confirman algunas preocupaciones de la Iglesia.Alertados por varios episodios de violencia que hemos lamentado en el último año, los Obispos hemos invitado reiteradamente a mirar la calidad de nuestra convivencia y a procurar los caminos que nos permitan, en todas las instancias, educar para la paz. Y entre estas instancias, sin duda que la familia es la fundamental.Si los padres hoy dicen dedicar más tiempo a sus hijos y, a pesar de ello, perciben que el comportamiento de la juventud actual es peor que antes, conviene preguntarse entonces por la calidad de la convivencia familiar. ¿Dedicar más tiempo a la familia significa destinar una tarde para ir juntos de compras al centro comercial? ¿O ver en familia una maratón de la serie televisiva favorita? Mucho nos quejamos de los escasos tiempos para la convivencia familiar, pero de nada sirve contar con más horas si no hay verdadera escucha ni diálogo constructivo, si no nos esmeramos por generar instancias de crecimiento personal y familiar, incluso en los tiempos de ocio.
Los padres de familia necesitan seguir aprendiendo cada día a ser mejores padres. Este estudio confirma que son ellos los primeros educadores de sus hijos. Pero pareciera que no cuentan con las debidas herramientas para esta tarea. Y a la parroquia, la pastoral familiar, a los colegios de inspiración católica, nos cabe una tarea importante en este ámbito.Al ver en este estudio las percepciones sobre la juventud de hoy, no puedo evitar asociar mi sentimiento a lo que viví hace unos meses, cuando a propósito del llamado “sueldo ético” fui invitado al Consejo Asesor Presidencial para la Equidad Social. En esa oportunidad con mucho respeto les planteé a los miembros lo importante que sería que ellos visitaran un hogar en situación de pobreza, conocieran directamente su realidad y escucharan a las personas que sufren en carne propia el drama de vivir con ingresos miserables. Con esa misma convicción, creo que mientras las políticas de juventud sigan siendo estudiadas desde las miradas y los prejuicios de nosotros, los adultos, sin preocuparnos por escuchar a los jóvenes y atender a sus verdaderas expectativas, poco podremos avanzar en darles respuestas a sus búsquedas de sentido. Me pregunto si habremos aprendido, como sociedad, las lecciones que nos dio el movimiento de los secundarios también llamados “pingüinos”.
En relación al tema que nos convoca en este panel, el diagnóstico de la conciencia religiosa en Chile, parece obvio, pero vale la pena recordarlo: la doctrina de la Iglesia Católica no se guía por encuestas ni por aplausos ni por conveniencias políticas o de otro orden. La Iglesia se conduce desde nuestra fe en Dios, que nos ha sido revelado en Jesucristo, cuya palabra proclamamos. En algunos campos, esta palabra concita amplias adhesiones y se nos rinden homenajes y se nos otorgan premios internacionales. En otros campos, se nos acusa de inquisidores, de oscurantistas y retrógrados. Jesús tampoco se dejó conducir por la opinión de las mayorías: cuando pregunta a Pedro quién dice la gente que es Él, no se queda con las tendencias que mostraban los gráficos de entonces, se queda con una opinión particular y marginal, la de Pedro, a la que hoy nosotros adherimos “Tú eres el Cristo, el Mesías, el Hijo de Dios Viviente” (Mt 16, 16).
Encontramos en este estudio, así como en otros recientes, algunos indicadores que muestran una aparente incoherencia entre la fe a la que adhieren los católicos y su vivencia real de esa fe. Lamentablemente, no es ninguna novedad. Los “católicos a su manera” son una preocupación permanente en nuestra pastoral desde hace muchos años. Lo que ocurre es que en ese 70% que registró el Censo de 2002 hay distintos grados de vivir la catolicidad, y así lo expresa bien en su presentación el Profesor Valenzuela.
Uno podría pensar en la figura de los círculos concéntricos para entenderlo mejor, incluso a la luz de la propia experiencia de Jesucristo y los distintos grados de intimidad y cercanía con sus contemporáneos: primero con su Madre; luego con Juan, el discípulo amado; enseguida Pedro, Santiago y Andrés; después los doce apóstoles, los setenta y dos discípulos, los que le seguían y le escuchaban; finalmente las muchedumbres y también los otros (los gentiles). Del mismo modo, hay católicos que dedican toda su vida, desde que se levantan hasta que se acuestan cada día, a tratar de vivir conforme al Evangelio. Y hay otros que se conforman con un viaje anual a Lo Vásquez. Algunos sienten que asistir a la misa dominical o pagar el uno por ciento basta. Otros rezan en familia, apadrinan a un hogar vulnerable, salen por estos días en misiones. Hay también quienes viven devociones o prácticas personales, ajenas a la experiencia de la comunidad eclesial. Y aquellos que, muchas veces por razones justificadas, privilegian la participación en las actividades de su comunidad cristiana o las de su familia antes que la asistencia al culto litúrgico. Y todos ellos se sienten, con razón, católicos. Guardando las debidas distancias, ¿no pasa lo mismo en otras instituciones, como partidos políticos o clubes de fútbol? A diferencia de los partidos o de los clubes, en el ámbito de la fe el Tribunal Supremo aún no se pronuncia. Por lo demás, Dios nos regala la libertad de los hijos de Dios, cada cual con su libertad de conciencia. A la Iglesia y sus pastores nos corresponde formar esas conciencias y ofrecer a las personas las posibilidades de encontrarse con el Señor en su vida personal, en sus familias, en la solidaridad con los que sufren, y en la comunidad de la Iglesia. Necesitamos profundizar nuestra catequesis y nuestra formación de laicos, así como también procurar mejor acompañamiento a los agentes evangelizadores en este sentido.
Que sólo dos tercios de las personas que se declaran católicas se sientan parte de la Iglesia es un dato que no nos puede dejar indiferentes. La invitación que nos hace el Episcopado de América Latina en el Documento de Aparecida a una conversión y renovación, a ser discípulos misioneros de Cristo para que nuestros pueblos en Él tengan vida, sin duda es una gran oportunidad de abordar con energía este desafío y de traducirlo en prioridades concretas en nuestras Orientaciones Pastorales nacionales que aprobaremos en abril próximo. Estas formas de vivir el ser católico que aquí he mencionado son sólo algunas de las tantas manifestaciones de la fe de las personas, aunque, por supuesto, el ideal es que un católico viva equilibradamente todas las dimensiones de la fe: en su comportamiento cotidiano, en su compromiso social, en su inserción en la comunidad eclesial, en su práctica litúrgica y en su oración.
Lamentablemente, evaluar la práctica católica exclusivamente por rezos, devociones y asistencia a misa, parece insuficiente Los reduccionismos y los sesgos en este ámbito son muy peligrosos. Sobran encuestas que muestran católicos partidarios del divorcio, de los preservativos o de la llamada “píldora del día después”. No se cuenta a los católicos que no pagan sueldos justos o evaden impuestos, a los que viven obsesionados por el consumismo; los que discriminan o excluyen en la vida laboral y social. Concluyo estas palabras con una mirada hacia ese 67% de chilenos que cree que Dios se manifiesta en el mundo en que vivimos. Desde esa cifra se comprende mejor el amor por la familia, las virtudes solidarias, y también la esperanza que enhorabuena es mayor entre los creyentes. Sin duda, las figuras de nuestros santos Teresa y Alberto, y de nuestro querido cardenal Raúl, que este estudio pone de relevancia, son para los chilenos, entre otros, muestra de ese amor de Dios por esta tierra".

2 comentarios:

Cristian dijo...

Christian:
Que bueno que publiques este tipo de notas para que todos los leamos y reflexionemos a la luz de lo que nos enseñan nuestros pastores. Y gracias por ir por "la vida". Bendiciones.

Christian Gautier Vallette dijo...

Padre Cristian ;

Se agradece tu visita y comentario.
Visitar " La Vida " , es = a reflexión y eso me hace bien.

Reitero mi compromiso de oración por tu persona y ministerio.